Te encuentro así, de india, de entrecasa,
con el sabor a sal de las axilas
la paz de la galbana en las pupilas
y el tiempo del recuerdo; que no pasa.
Te encuentro así; gallina de la casa
con el batón sencillo donde asilas
el bronce del pezón que a las mamilas
convierte en un volcán de obscura brasa.
Te encuentro así en huipil, en mis ficciones,
mirando sin mirar y hablando quedo
con los fantasmas de viejas ilusiones.
Pasaba por allí; leí tu credo
me detuve un instante en tus renglones
y me enhebré en el polvo de tu ruedo.