Dispersa, casi desarmada
aferrándome con todas mis fuerzas
a los pedacitos que aún, esperanzados
me salvan.
Siento el sudor en mis manos,
el dolor en mi abdomen,
lágrimas en mis ojos
y el querer dejar todo ser.
“Podes armar y desarmar,
construir y desconstruir”
eso dijeron una vez de mi;
pero aquí espero un hilo invisible
que me vuelva a unir.
Me corto, me desarmo.
Pierdo partes, sangre, sudor, lágrimas
y pierdo todo; toda me pierdo.
Me miro y ni en mis ojos me encuentro.
Este poema no tiene cierre,
no hay resolución.
Lo escribo todos los días
buscando y rogando por mi pronta unión.