Muero por ella
Me morí por ella, desarmado en desorden por su mano suave que, extendida, me invita a ser feliz una vez más en la tibia brisa del verano. No somos jóvenes, no somos inocentes, no estamos apurados, somos en esencia iguales todo el tiempo, almas profundas que recorren la marea del acaso para mezclarse lentamente en lo que no ha pasado. Y yo viví por ella, armado con sus alas que al envolverme en la luz de su interminable amor, cerraron mis ojos en un sueño parecido a lo inimaginable. Me muero por ella, vivo para verla verme mientras busco no sé que de la vida; me gusto en ella, me sano, me guardo, me refugio en las palabras que me convida, en cada sonrisa plasmada en la pantalla de mi memoria, en todo lo que signifique pertenecerle a su amor.
