Viví como pude
todo este tiempo
hambriento
ya nadie convencí.
Llegaron a pensar
que estaba triste
que por mí latinoamericano
pasaba la nostalgia.
Hoy comí un trozo de pan
y bebí vino
y con la panza llena
recordé:
Después de cinco años
mi patria
volvía a ser mis ojos.
Una calle sombría
bajo un cielo sombrío.
Grandiosa muchedumbre
de muertos enloquecidos
vociferando
viejas
canciones de libertad.
Entre la libertad
mi padre muerto
también es mi ciudad.
Voy entrando en mi alma
esos fantasmas
y ellos son mis hermanos
y ellas mis espléndidas
lobas enamoradas.
Fantasmas
rostros deformados por el horror
mi rostro amado mi único rostro.
Después de tantos años
cuando recuerdo
todo lo mío
ha muerto en mi ciudad.
Sin ciudad y sin alma
no consigo
quedarme en ningún sitio.
Ningún amor ama mi soledad:
fantasma de fantasmas
sin cadenas.