¡Cómo un niño cansado de tanto jugar!
Mi corazón se ha cansado de sufrir,
El amor jugo con mis sueños e ilusiones
Sin darme el motivo del querer vivir.
Entre los dolores y los llantos tan vivos,
Que la propia vida me los ha otorgado,
Ensangrentado llora mi corazón leproso
¡Triste poeta, en su momento trágico!.
¡Mi alma atormentada por una sombra!
De la infernal hora de la media noche,
Prisionero de la soledad, toda vida mala,
Hada-Madrina, por ti son mis reproches.
Que Satanás me tenga sobre la tumba,
Y me inicie sobre el culto de la luna,
Mi espíritu cargue una cruz en la espalda
Y duerma de cansancio al llevar la tula.
Alma solitaria, peregrina de los lamentos,
No hay un antídoto para curar tu mal,
Amarga será tu vida hasta que la mañana
Anuncie el lugar, donde te vallan a dejar.