Ni en la alta cumbre por el sol luciente,
ni en el valle de flores matizado,
ni en el pico de nieves coronado,
ni sobre el cráter del volcán ardiente,
Ni en la ciudad de bulliciosa gente,
ni en el desierto estéril y abrasado,
ni en el mar anchuroso que he cruzado,
ni en el templo en que Dios está presente;
En parte alguna donde el ansia loca
me lleva de olvidarte, lo consigo,
y de Dante el poema mi alma evoca;
pues como aquellos que en atroz
castigo marchan cargados con la enorme roca,
yo tu recuerdo llevaré conmigo.