No se vuelve con algún hueso sano
de los ritos de la ausencia
Con la última bocanada de humo
presenciamos su mirada al horizonte
Que cada flor que se abre puede decir su nombre
ser otro artificio bondadoso como la lluvia
siempre fue su primera fantasía
el hilo
que nos teje a todos y une los retazos de su herida en mi sangre