VIENEN y nadie sabe de dónde vienen.
Vienen de la tristeza oscura de los látigos
que en una noche negra azotaron la selva
y dejaron sin sangre para siempre a la luna.
Viene de aquella sangre,
vienen de aquella selva,
vienen de la lujuria de una médula tierna
que al llegar a los hombres dulcemente se evade.
El fondo de sus ojos tiene pájaros muertos
y en las garras dormidas peces acribillados.
Vienen y nadie sabe de dónde vienen...
Vienen...