Nos conocimos mientras bailábamos una leve melodía que nos inspiro a la seducción de nuestros roces.
Sin invitar al egoísmo de nuestras ansias, le permitimos al tiempo y al impulso que cedieran, aunque el miedo nos invadiera por no saber el destino de nuestras pieles.
Durante cada paso dado por el ritmo de tan bella melodía, ayudamos a desnudarnos la piel, cada prenda que golpeaba contra el suelo nos fomentaba el deseo.
Mordimos del espacio la luna, del entorno la llama de la chimenea y de nosotros las ansias.
Fuimos amantes, nos conocimos y tu piel me condujo a la felicidad el tiempo que duro y condeno a la soledad cuando la leve melodía culmino...