¡Qué ganas de llorar sobre la cama!
¡Qué ganas de gritar sobre la almohada!
¡Qué ganas de sentir que tú me llamas
Como llama una niña abandonada!
¡Qué ganas de decirte en el oído
Que mi amor es un poco de agua hirviendo
Que hierve más y más hasta el gemido,
Que hierve hasta quedarse maldiciendo!
¡Qué ganas de decirte que te quiero
Con ojos de rencor o lagrimeados...
Qué ganas de tener un cancionero
Para cantarte todos los pecados!
¡Y qué ganas de ser viento errabundo
Para llegarte al cuerpo enamorado
Y meter las dos manos en el mundo
Hasta tocarte el borde del costado!