Desmontaré mi alma en tus manos si es que los enigmas te fascinan y los secretos te seducen.
Me desarmaré pieza por pieza,
solo para ti, mi verdugo.
Mi corazón será el rompecabezas central,
totalmente a tu disposición,
con aristas rotas y un hueco que solo tú podrás llenar.
Mi mente será el laberinto que solo tú conoces,
un maze de sombras donde cada pensamiento
es un callejón que conduce a ti,
mi condena.
Mis sueños serán las piezas oscuras y perdidas,
fragmentos de mi alma que solo en tus ojos
encuentran su lugar exacto,
en este infierno que me ofreces.
Mi voz será el susurro que te guía
a través de esta ruina que soy,
un canto fúnebre que solo tú puedes escuchar.
Los recuerdos, cadenas que me atan a ti,
esclava de tu pasión por elección,
cada momento contigo será una herida
que nunca sanará,
una marca de tu posesión,
una prueba de mi sumisión.
Me someteré a tu amor como un devoto a su deidad.
Y cuando finalmente me hayas reconstruido a tu imagen,
¿me amarás... o me destruirás completamente?”