Diminuta pirámide en el seno
de una luna creciente recostada
sobre un alto discreto del terreno:
Olivo, pino, y roca desolada.
So el cielo, del crepúsculo en lo pleno,
apareces oscura recortada
sin distinción de partes, todo lleno
tu plano de negrura, oh sagrada.
Así te me presentas y sólo eres
un vulgar montecillo entre otros tantos,
será por tus contornos que confieres
halo a tus elementos como santos.
Tus rocas y tu bosque: beatos seres
que exaltan en mi ánima los cantos.