Pues dio fin de Fetonte su osadía,
siendo vana gloria el interese,
y no dejó soberbia que emprendiese
a Júpiter echar de do vivía,
no os debe de espantar mi fantasía,
señora, pues Amor quiso que fuese
el más subido ejemplo que se oyese
que un corazón humano emprendería.
Y así se va ordenando nueva pena
que a todas las pasadas dará olvido
que bien sé yo que no me iré alabando.
Consuélame ser vos la que lo ordena;
licencia de quejarme no la pido,
y arríscaseme el alma suspirando.