Desde la ventana del primer deseo
observo la vida, la gente que pasa,
el viento que sopla, los ojos abiertos
que tras los visillos mi mirada alcanza.
Desde aquellos ojos recorrí un camino
en sentido inverso a la luz del día.
Sombras en la tarde, incierto el destino,
augurios que siembran la melancolía.
Encontré la calma en la edad adulta,
relativa calma cubierta de anhelos,
momentos felices y cierta ternura
que aporta armonía y un dulce consuelo.
Sentado en el borde del tiempo restante,
repaso mi vida y siento la calma
de haber caminado sin grandes alardes,
siempre a ras de suelo y el sol en la cara.
Grace C Chacón León
3yQue emoción tan dulce y serena embarga al leer este poema... Saludos