Desde un lugar
remoto
en mi memoria
embisten a mi ser
presencias
de otros tiempos
—recurrentes
hastiadas de acusaciones–
se acercan implacables
para imprimir vértigo
a mis ojos extraviados
para infundir temblores
a mis manos impacientes
cuando –abiertas al cieloclamo
por la gracia divina
del olvido.