Los pilares del cielo, desmoronados,
Por tu ausencia, las estrellas se han apagado.
Anhelarte, un eco nostálgico que resuena,
En los rincones vacíos donde una vez estuviste plena.
Los ecos de tus pasos, un recuerdo que persiste,
Cada pasillo vacío suspira tu recuerdo.
La luz de tu ser, un sol que ya no existe,
Sumido en las sombras, un anhelo incierto.
El azul del cielo, un lienzo sin brillo,
La tierra árida, un poema sin ritmo.
Sin ti, el mundo es un lienzo poco dispuesto,
Donde vagan los recuerdos, un espectro funesto.
Pero en las cenizas de nuestro amor perdido,
Florece un anhelo, un sueño no disminuido.
Pues el eco de tu presencia, siempre cerca,
Nos guía a través de la oscuridad que nos ciega.