I
La palabra que acaricia
lleva un velo traicionero,
es un canto pasajero
que se torna en injusticia.
II
Como el ave que se posa
donde nunca pertenece,
se desliza y permanece,
mas su huida es presurosa.
III
Su dulzura es un disfraz,
un susurro sin cimiento,
y al cambiar el sentimiento
se evapora en su compás.
IV
No construye ni sostiene,
es apenas un reflejo,
y su paso, siempre lejos,
deja un vacío que hiere.
V
Mas quien vive del engaño
de su voz embaucadora,
despertará cuando llora
ante el filo de su daño.