En la sierra, donde el viento canta,
Voz de Trueno, indio de fiera estampa,
Se enamoró de una bella decimera,
Cuya voz era dulce primavera.
Él, con su grito que estremece montes,
Ella, con versos que pintan horizontes,
Dos almas distintas, dos mundos lejanos,
Unidos por hilos del amor, arcanos.
Voz de Trueno le ofrece pieles y plumas,
La Decimera, estrofas como espumas,
Él aprende a susurrar, ella a gritar,
En el lenguaje universal de amar.
Bajo la luna, testigo silenciosa,
Danzan al ritmo de una historia hermosa,
Él, guerrero de ancestral sabiduría,
Ella, poeta de moderna melodía.
Sus voces se funden en el aire puro,
Creando un canto potente y seguro,
Que habla de un amor sin fronteras,
De dos almas, ahora compañeras.
Así, Voz de Trueno y la Decimera,
Prueban que el amor todo lo supera,
Que no hay distancia, cultura o razón,
Que pueda frenar a un fiel corazón.