Dime,
¿a dónde escapan tus pasos?
El viento murmura tu nombre
y cada charco refleja
un susurro
que pesa en el alma.
Caminas,
pero el agua no olvida,
te sigue
como sombra callada,
dibujando en tu espalda
cicatrices de nubes
que no cesan de llover.
Llueve,
y en cada gota se esconde
una historia que duele,
un deseo mojado
que se escurre
entre los dedos
como un sueño de papel.
Dime,
¿quién recoge la tristeza?
La ciudad se disfraza de espejos,
y tus ojos buscan abrigo
en la niebla
que ahoga tu voz.
Tienes el alma llena de lluvia,
y en su ritmo incansable
se esconde
una canción sin final.