Relatos de una noche apasionada
Nosé como contarte, Anoche me dormí plenamente y al despertar apareci en tu casa estaba todo apagado recuerdo cruzar el comedor como si fuera mí casa, entro al baño prendo la luz y veo algo brillar, miro de lado y veo a través del lumbral de la puerta a tu luna brillar en el espejo de tu habitación me acerco y te encuentro tendida sobre tu cama en ropa interior, con la sábana enroscada en la pierna y te juro que me recorrió un calor que iba desde los pies hasta lo alto de mí pecho, realmente siento que no pensé, no razone, tomé un cinto de tu mueble de noche y me precipite a enroscar tus manos con el, en ese momento me miraste con el rabo del ojo mostrando una sonrisa de lado y me dijiste; “viniste preparado porque hoy no te voy a rogar ” siendo tan yo te dije; “Segura, no te lo voy hacer tan fácil ” te presione fuerte contra la cama rasgue tu ropa interior dejando que mí mano se uniera a la forma de tu cuerpo tocando eso tan suave que mantienes escondido. Una leve mirada de placer se fijo en mí aumentando las ganas de obligarte a qué fueras parte de mí juego, me subí a la cama sin sacar mí mano de esa miel tan sabrosa. Recuerdo acercar mis labios a tu espalda besando poco a poco como si mis besos fueran gotas de rocio cayendo sobre tus pétalos. Cuando mí boca logro llegar a tu oreja te proclame que me pidas porfavor que entre en ti en ese momento murmuras algo ilegible pero se llegaba a interpretar que era un rechazo a mí propuesta decidí soltarte y al voltear tus manos me rodearon y ahí regrese mi mano a ese lugar tan húmedo que escondías para sentir como tu miel se escapaba entre mis dedos, con la otra mano libre presione esos senos tan suaves que escondías bajo una musculosa rosada, viendo cambiar la expresión de tu rostro se me aceleró el corazón tus ojos me decían que te penetre una y otra vez hasta que fuéramos uno con el otro pero tu boca me decía que no me lo ibas a pedir, decidí tomarte fuertemente del frágil cuello que tienes llevando todo al corazón de la hoguera, se escuchó con suave gemido “por favor, aslo”, sintiendo que el livido tuviera rienda suelta a algo tan feros que se alimento al sentir lo caliente que era estar dentro tuyo, con un movimiento candente, ese movimiento tan repetitivo que consistía en chocar tu cuerpo junto al mío como si quisiéramos unirnos a través de esa hoguera que era el calor de nuestra pasión, recuerdo tomarte del torso elevar tu cuerpo para hincar en mí, y estar parado con tu cuerpo elevado y pegado a mí siendo uno con el otro cara a cara viendo caer el sudor de nuestros cuerpos empapados queriendo que nos abrace ese fin tan placentero, fugas y excitante que nos volvía estenos, te puedo decir que recuerdo tus uñas rasgar mí piel, tus dientes morder mí boca tu cuerpo tan junto al mío y esa mirada que Decia no quiero que te alejes nunca, cómo si me miraras pidiéndome que esa noche fuéramos eternos.
Recuerdo Ese sueño tan vivido como si no fuera una fantasía sino algo tan real, cómo si fuera un recuerdo latente en mí piel y mí corazón.