Esmeraldas rumorosas,
porciones del patrio suelo
que os levantáis orgullosas
para besar amorosas
el gran zafiro del cielo!
vosotras las que mirasteis
caer el postrer soldado
que, piadosas, lo arrullasteis,
y en pie, soberbias, quedasteis
sobre el campo ensangrentado;
en lenguaje misterioso,
ya que tan alto subisteis,
contadle al azul radioso
el secreto doloroso
de la canción que aprendisteis.
Decidle cuánta amargura
vuestro suave arrullo encierra
en su infinita dulzura,
y repetid en la altura
lo que oísteis en la tierra.
Que en el viento confundido
llegó a vosotras un día
del primer cubano herido
el lamento dolorido
que repetís todavía!...