Quiero recordarte como el faro
que alumbra las noches nubladas.
Esa palabra tan aterciopelada
que espanta todas las sombras.
El calor matinal
que abre las compuertas de la alegría.
Recuerdo los últimos mates que juntas tomamos.
Recuerdo el brillo de tus ojos frente a mis rimas armadas.
Recuerdo contarte sobre Bourdieu,
como una forma de devolver
tantas enseñanzas atesoradas.
Recuerdo leerte sobre elfos, orcos,
batallas medievales,
con la brillantez que estas historias inspiraban.
Tu muerte fue un vacío insoslayable
¿Cómo rellenar la luna, el sol, la primavera, todas amalgamadas?
Continúo porque tu incandescencia aún ilumina aquí,
porque aún hay lugares tan tuyos
que no podría reconfigurarlos.
Enaltecés mi moral,
encendés mis sueños.
Tus palabras me impulsan una y otra vez
a valer la vida,
los besos,
los abrazos,
las miradas colmadas de infinitud.
Siempre vas a vivir conmigo la vida que queríamos.