En la brisa me refugio, sobre el fuego me deslumbró, coloco mis ojos en los sueños profundos, de la esperanza que solo se aparecen en la noche, con el miedo de ser descubierto en el día. Sueño despierto en la fantasía, de un amanecer más brillante y hermoso, apreciando el cielo en su plenitud.

El gran contratiempo del pasado es el de no soltar lo que ya pasó, y dejar en el olvido el mundo brillante, de cielos hermosos y sutiles, que se estremecen ante la presencia de tu bella sonrisa, encantadora y llena de amor.

¿Como no vivir en un sueño, que solo las ideas nos brindan?

Carecemos de ojos del alma, para poder contemplar la sencillez emergente, de las raices de las vertientes, que fluyen con serenidad, a través de los duros y ásperos canales, que rodean el anhelo del ser humano.

La luz de mi camino me acompaña, como las huellas de mis zapatos, que se van desvaneciendo con las brisas del olvido, pero se recuerdan, con el canto de los gorriones juguetones, como la miga de pan que cae en la mesa, como la sencillez de la vida, que se olvida con el paso del tiempo. En cielo de mis locuras, el amanecer es mi regalo, y el atardecer es mi sueño.