Una vida sería insuficiente
para darte el amor que hay en mi pecho,
tan grande, tan intenso y tan ardiente,
que es imposible imaginarle techo.
Se encabrita y se llena de locura
corriendo por mis venas sin parar
y me hace recordar esa dulzura
que si quisieras te podría dar.
A veces te imagino entre mis brazos
bebiendo de la miel de tu ambrosía
y haciéndola pasar por los cedazos
de entre tus labios, que mejor sabría.
La gloria cambiaría si pudiera
por sólo un beso que de ti viniera.