Tengo que conseguir el paraíso
en el que sueño y que me gusta tanto,
yendo hasta el mismo cielo si es preciso
pidiéndolo al Señor como adelanto
del que nos ofreció, para llevarte
allí a vivir contentos y felices,
que es todo lo mejor que pueda darte
y para siempre en él echar raíces.
Allí todo será luz y alegría,
diversión, paz y sobre todo amor
y lo practicaremos cada día
usando las dulzura y el ardor.
No habrá felicidad como la nuestra
y hasta en el cielo servirá de muestra.