Redimida
Redimida el alma.
Absuelto el espíritu,
encuentra la paz,
que se inquiere
para perdonar
y perdonarse.
En un puñado de luz
el aura descubre
la armonía suprema,
que garantiza el deseo
de amar, sin esperar
nada a cambio.
Redimida el alma,
el espíritu se eleva
e incondicional, ama.
Satisfecho queda
el corazón, cuando
se la juega para triunfar
sobre la maldad.
De tu mano deviene
la fe, luz infinita,
que por siempre
habrá de avivar
la llama de la esperanza,
sorteando el abigarrado
desconsuelo del alma
en pena, que se pierde
irremisiblemente
en una oscuridad eterna.
