¿Teméis de ésa que puebla las Mon… turba de brutos fiera el desenfren… ¡más feroces dañinas alimañas la madre sociedad nutre en su seno… Bullen, de humanas formas revestid…

Escuchad mis querellas, recinto y flores del placer abrigo… imágenes tan bellas como ese cielo que os protege amig… Asilo de inocencia,

¿No ves qué tierra, qué cielo, uno azul, otra florida? ¿No ves qué estrellas, mi vida, no ves qué luna, qué sol? ¿No ves qué hermoso es el suelo

Adiós, el que caminas a hundirte en lo pasado: mis ojos con tristeza te ven desparecer; Tus días a mi vida,

Turbóse el azul del cielo. Y las lluvias anegaron las semillas que en el suelo los labradores dejaron. Huéspedas de mi patria en el veran…

Y en tanto que la turba descreída se mofa de lo bello y de lo santo, Mi loca fe, mi fanatismo es tanto, que de error en error desvanecida tomo por bella flor la hoja caída,

Cuando los recios vientos se embra… cuando mugen los mares irritados, cuando estallan con furia los nubl… cuando las olas borrascosas crecen… cuando los buques míseros perecen

Escúchame, poeta un gracioso jilguero joven, vivo y ligero más que brisa coqueta. Después de haber corrido

Bella soy, bella soy; mi rostro en… mejor que en el cristal en los sem… la copia miró de belleza tanta reflejada en los ojos anhelantes: paloma, flor, estrella, ángel y sa…

¡Jesús! la tremenda guerra que movéis a mis canciones me maravilla y me aterra. ¿No salen en nuestra tierra por las damas campeones

Cuando exhala de esa suerte vuestra Lira dormitando un eco tan dulce y blando ¿a qué queréis que despierte? Dejadlo siempre soñando.

Tenía Pablo en un rincón de su corral un granado que era de aquel vecindado envidia y admiración; Pero tan pegado estaba

Las que sintáis, por dicha, algún… del numen sacro y bello, que anima la dulcísima poesía, oíd: no injustamente su inspiración naciente

Venid, pastoras, el milagro hermos… del niño Dios a ver; posa en el he… tiene inclinado el rostro albo y s… sobre su descubierto hombro gracio… bajo de sus bracitos, tembloroso,

¿También aquí, Señor, en las entr… del solitario monte a los oídos vienen a resonar voces extrañas, gritos de guerra y ecos de gemidos… Negra sombra desciende a las cabañ…