La ilusión,
la ilusión
no
despega...
Minutos de insatisfacción, vacío y desvelo.
La rutina matinal, suave y cruel, nos acaricia
cargada de pecado, sin piedad nos invade.
El amor
despegó fugazmente,
se desnudó entre mis manos
y se desplomó
porque sí.
¿Qué susurraría la lluvia, pensativa, a la soledad?
Tras el monte que se oculta torpemente
cuando me vea abandonar la pereza
de mi indolente ilusión.
Mi corazón
se eleva al compás del amor,
como un cohete torpe
que despega, no despega y se mantiene.
Porque el amor es “Eso” y “Mucho más”
pero a la vez, es nada,
cuando la puerta se cierra y él se va.
Las decisiones nunca termina aceptando
que el amor influye, pero el amor es una decisión.
Es decisivo
Él no se hospeda, solo se encuentra de pasada.