Mis alas se han desplegado
Y podré al fin el cielo alcanzar.
Más no anhelo tocar el sol dorado
Cual imprudente Ícaro al volar.
No me detendran el Ponto ni el barquero del aqueronte,
Ni la esfinge o el cerbero can.
Inútiles serán los olímpicos rayos del horizonte
O los lamentos de cronos el padre titán.
Ascenderé al firmamento de Cástor y su hermano, llevando a Afrodita y Atenea de la mano;
Decidido cual homérida mortal,
Cual Dédalo valiente escapando de insigne mal.
Así,
Sintiéndome el libertador de Sísifo y Prometeo,
Bravíos argonautas me vieron navegar,
Sabiendome la envidia de Edipo y Egeo,
Pues mis alas finalmente pude desplegar...
Imparable voy..