Ciertamente en mi isla desembarcamos
Pasamos dos días maravillosos
En los cuales fuimos los dos dichosos
Y gozando del amor nos amamos
De besos y caricias disfrutamos
Como de los tesoros más valiosos
Escuchamos los cánticos gloriosos
Hasta que finalmente nos calmamos
No lo teníamos así previsto
Nos dejamos llevar por el deseo
Y el corazón de visión desprovisto
Aun siendo lo que más valor poseo
Fue entregado a lo más hermoso visto
A la mujer que ya es hoy mi museo