César Vallejo

Trilce XL

Quién nos hubiera dicho que en domingo
así, sobre arácnidas cuestas
se encabritaría la sombra de puro frontal.
(Un molusco ataca yermos ojos encallados,
a razón de dos o más posibilidades tantálicas
contra medio estertor de sangre remordida).
 
Entonces, ni el propio revés de la pantalla
deshabitado enjugaría las arterias
trasdoseadas de dobles todavías.
Como si no nos hubiesen dejado salir! Como
sí no estuviésemos embrazados siempre
a los dos flancos diarios de la fatalidad!
 
Y cuánto nos habríamos ofendido.
Y aún lo que nos habríamos enojado y peleado
y amistado otra vez
y otra vez.
 
Quién hubiera pensado en tal domingo.
cuando, a rastras, seis codos lamen
de esta manera, hueras yemas lunesentes.
 
Habríamos sacado contra él, de bajo
de las dos alas del Amor,
lustrales plumas terceras, puñales,
nuevos pasajes de papel de oriente.
Para hoy que probamos si aún vivimos
casi un frente no más.
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