LXVII
Maldita sea la voz de la experiencia
que nunca se equivoca a media suma,
los que firman la paz con su conciencia,
los oiga, que en mi taxi no se fuma,
los energúmenos que se encabritan,
los másteres de Yale y Rocambole,
los minerales que no se marchitan,
los que adornan las notas de su prole,
los que se casan por comer perdices,
los cretinos que saben lo que dices,
los celestinos de la gota fría,
los que se pasan nunca de la raya,
los que exhiben el móvil en la playa,
los que hacen tratos con la policía.