Joaquín Sabina

Hotel, dulce hotel

Pedí dos camas con ventanas al mar,
mejor que salgas sola del ascensor,
conozco un chino cerca para cenar,
inventa un nombre falso y déjalo en recepción,
le he dicho al camarero que nos suba champán,
un siglo y tres minutos, ¿cuándo vas a llegar?
Prepararé un canuto bien cargado en tu honor,
la llave está en la puerta, cuarto setenta y dos.
 
Hotel, dulce hotel,
hogar, triste hogar,
estatuas de sal,
habitación con vistas a tu piel.
 
Tal vez se deje seducir el azar,
abriga más cuando es furtivo el amor,
con seis ducados arrugados y un par
de botas medio rotas se camina mejor;
te besaré la nuca mientras miras saltar
las olas entre las farolas del malecón,
ponte el liguero que por reyes te regalé,
ven a la cama, nos persigue el amanecer.
 
Hotel, dulce hotel,
hogar, triste hogar,
estatuas de sal,
habitación con vistas a tu piel.
 
Tú sabes que en el purgatorio no hay
amor doméstico con muebles de skay,
no es que no quiera, es que no quiero querer,
echarle leña al fuego del hogar y el deber,
la llama que me quema cada vez que te veo
me dice que es absurdo programar el deseo,
al cabo de unos años estaríamos los dos
adultos y aburridos frente al televisor.
 
Hotel, dulce hotel,
hogar, triste hogar,
estatuas de sal,
habitación con vistas a tu piel.
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Joaquín Sabina...



Arriba