Joaquín Sabina

De catorce

C

 
Denle al lector recién desembarcado
sano en tal puerto el Nobel en agallas;
lo cierto es que esta playa me ha salvado
la vida que perdí en otras batallas.
 
Cuajé novillos, orillé la escuela,
defraudé tanto al santo sacramento
que, apunto de firmar la última esquela,
me sabe el paladar a testamento.
 
La carne se hizo verbo transitivo,
la semántica impúdica alambrada
que separa a Bill Gates del rey de Orce.
 
¿Mi lema? No me queman luego escribo,
mi tormento el acento y mi coartada
estos ciento volando de catorce.
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