No enturbies, señora, la luz de tus ojos,
no llores, señora, porque el llanto afea
y el riñón inunda de hirientes abrojos
pues quien mucho llora muy escaso mea.
Si fue por tus hijos cesa ya tu llanto.
Si fue por tu amante, con mayor razón...
Llorona, la muerte nunca es para tanto
y hay que hacer de tripas −dicen− corazón.
Lágrimas de sangre o de agua alcalina
ni al amor diluyen ni al amor concitan;
mas en cambio, infaman de humildad canina
y el alma corrugan y la cornea irritan...
No llores, Llorona, porque el llanto afea
y quien mucho llora muy escaso mea...