Si de las luces que emanas el brillo es tal que cega, no puedes hacer más que apagarlo.
Apagarlo, echarle agua, dile que no.
Rómpelo si es el caso y que aprenda a comportarse.
Es donde el lucero lucha por su supervivencia (ojo que no todxs nacen con esta característica) y se vienen ejemplos del brillo adecuado:
se trata de copiarlos, de hacerse semejante y empáticx.
¿Quién pidió este “plus”?
Entonces nació un lucero resplandeciente,
Traviesa, artista, libre...
La pusieron en una cajita porque aturdía
La pusieron en una cajita porque aturdía
La pusieron en una cajita porque aturdía.