Imperio tuve un tiempo, pasajero,
sobre las ondas de la mar salada;
del viento fui movida y respetada
y senda abrí al Antártico hemisfero.
Soy con larga vejez tosco madero;
fui haya, y de mis hojas adornada,
del mismo que alas hice en mi jornada,
lenguas para cantar hice primero.
Acompaño esta tumba tristemente,
y aunque son de Colón estos despojos,
su nombre callo, venerable y santo,
de miedo que, de lástima, la gente
tanta agua ha de verter con tiernos ojos,
que al mar nos vuelva a entrambos con el llanto.