Dance at Le Moulin de la Galette, by Pierre-Auguste Renoir
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Sevilla, by Alfred Guesdon
Gustavo Adolfo Bécquer Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Sevilla, 17 de febrero de 1836 – Madrid, 22 de diciembre de 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo, aunque escribió en una etapa literaria perteneciente al Realismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico. Aunque, mientras vivió, fue moderadamente conocido, sólo comenzó a ganar verdadero prestigio cuando, tras su muerte, fueron publicadas muchas de sus obras. Nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José Domínguez Bécquer. Sus más conocidos trabajos son sus Rimas y Leyendas. Los poemas e historias incluidos en esta colección son esenciales para el estudio de la Literatura hispana, siendo ampliamente reconocidos por su influencia posterior. Gustavo Adolfo por Mercedes de Velilla En la margen del Betis murmurante, donde expira, entre flores, la onda inquieta, en monumento digno del poeta, su hermosa estatua se alzará triunfante. El sol le ofrecerá nimbo radiante; sus perfumes, la rosa y la violeta; la aurora, el beso de su luz discreta; el crepúsculo, brisa refrescante. Traerá la noche espíritus y hadas, visiones de Leyendas peregrinas que poblarán las verdes enramadas. La alondra y las obscuras golondrinas cantarán, al lucir las alboradas, las Rimas inmortales y divinas.

Rosalía de Castro Rosalía de Castro

Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 24 de febrero de 1837 — Padrón, 15 de julio de 1885) fue una poetisa y novelista española que escribió tanto en lengua gallega como en lengua española. Considerada en la actualidad como un ente indispensable en el panorama literario del siglo XIX, representa junto con Eduardo Pondal y Curros Enríquez una de las figuras emblemáticas del Rexurdimento gallego, no sólo por su aportación literaria en general y por el hecho de que sus Cantares Gallegos sean entendidos como la primera gran obra de la literatura gallega contemporánea, sino por el proceso de sacralización al que fue sometida y que acabó por convertirla en encarnación y símbolo del pueblo gallego. Además, es considerada junto con Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la poesía española moderna. Escribir en gallego en el siglo XIX, es decir, en la época en la que vivió Rosalía, no resultaba nada fácil por un gran número de razones, la gran parte de ellas ligadas al pensamiento y estructuración de la sociedad del momento. La lengua gallega había quedado reducida a un mero dialecto, tan despreciado como desprestigiado, mostrándose cada vez más distante aquella época en la que había sido el idioma vehicular de la creación de lírica galaicoportuguesa (en forma de galaicoportugués). Toda la tradición escrita había sido perdida, por lo que se hacía necesario comenzar desde cero rompiendo con el sentimiento de desprecio e indiferencia hacia la lengua gallega, pero pocos eran los que se planteaban la tarea, pues esta constituiría un motivo de desprestigio social. En un ambiente en el castellano era la lengua de la cultura al ser la lengua que la clase minoritaria dominante protegía, Rosalía de Castro rompió a cantar, concediéndole el prestigio merecido al gallego al usarlo como vehículo de su obra denominada Cantares Gallegos y afianzando el renacer cultural de la lengua. Aunque fue una asidua cultivadora de la prosa, donde Rosalía sobresalió fue en el campo de la poesía, a través de la creación de las que pueden ser consideradas sus tres obras clave: Cantares Gallegos, Follas Novas y En las orillas del Sar. La primera de ellas representa un canto colectivo, artísticamente logrado, que sirvió de espejo dignificante a la comunidad gallega al emplearse la lengua de ésta, así como también fue útil para proseguir con la tendencia tímidamente iniciada por el pontevedrés Xoán Manuel Pintos con su obra titulada A Gaita Galega (1853). En la segunda, la escritora dio lugar a una poética de gran profundidad, que emplea el símbolo como método para expresar lo inefable y que revela la plurisignificación propia de la más elevada poesía; junto con las obras Aires da miña terra (Curros Enríquez), Saudades Gallegas (Valentín Lamas Carvajal) y Maxina ou a filla espúrea (Marcial Valladares Núñez) completa el conjunto de obras publicadas en la década de 1880 que hicieron de estos años una etapa clave en el desarrollo de la literatura gallega, si bien la obra de Rosalía siempre mantuvo una posición predominante con respecto al resto. Finalmente, en En las orillas del Sar se manifiesta un tono trágico que encaja con las duras circunstancias que rodearon los últimos años de la vida de Rosalía. Escrito en castellano, la obra ahonda en el lirismo subjetivo propio de Follas Novas al mismo tiempo que se consolidan las formas métricas que allí apuntaban. Inicialmente calificado de precursor y obviado por la crítica de su tiempo, hoy en día existen diferentes estudiosos que lo consideran como la principal creación poética de todo el siglo XIX. En la actualidad, la figura de Rosalía de Castro y sus creaciones literarias continúan siendo objeto de una abundante bibliografía y recibiendo una constante atención crítica, tanto en el territorio español como en el extranjero.4 Es tal la aceptación y el interés que las obras de esta escritora despiertan en el mundo, que en las últimas décadas sus poemas han sido traducidos a idiomas como el francés, el alemán, el ruso y el japonés. Infancia y juventud Nació en la madrugada del 24 de febrero de 1837 en una casa localizada en el margen derecho del Camiño Novo, la antigua vía de entrada a la ciudad de Santiago de Compostela para todos aquellos viajeros procedentes de Pontevedra. Hija natural del sacerdote José Martínez Viojo (1798 - 1871) y María Teresa de la Cruz Castro y Abadía (1804 - 1862), una hidalga soltera de escasos recursos económicos, fue bautizada a las pocas horas de su nacimiento en la Capilla del Hospital Real por el presbítero José Vicente Varela y Montero, con los nombres de María Rosalía Rita y figurando como hija de padres desconocidos. Con frecuencia, los biógrafos de la escritora gallega han ocultado la condición eclesiástica de su padre, así como también trataron de obviar el hecho de que fue registrada como hija de padres desconocidos y que se libró de entrar en la Inclusa al hacerse cargo de ella su madrina María Francisca Martínez, fiel sirviente de la madre de la recién nacida. «En veinte y cuatro de febrero de mil ochocientos treinta y seis, María Francisca Martínez, vecina de San Juan del Campo, fue madrina de una niña que bauticé solemnemente y puse los santos óleos, llamándole María Rosalía Rita, hija de padres incógnitos, cuya niña llevó la madrina, y va sin número por no haber pasado a la Inclusa; y para que así conste, lo firmo.» Acta del bautizo firmada por el presbítero José Vicente Varela y Montero. Hasta cumplir los ocho años, Rosalía se encontró bajo la custodia de su tía paterna Teresa Martínez Viojo en la aldea de Castro de Ortoño, perteneciente al municipio coruñés de Ames. Es en esta época cuando la escritora toma conciencia de la dureza de la vida del labriego gallego, así como también será en esta parte de su vida cuando tenga conocimiento y vivencia del mundo rural propio de Galicia: la lengua, las costumbres, las creencias o las cantigas que tanto influyeron en su obra titulada Cantares Gallegos. Si bien no se conoce con exactitud la fecha en que la madre de Rosalía decide hacerse cargo de ella, se sabe que en torno al año 1850 la joven se traslada a la ciudad de Santiago de Compostela donde vivió junto a esta, aunque ya había convivido con anterioridad con ella en Padrón.Nota 1 Es en esta localidad gallega donde Rosalía recibió la instrucción que por aquel entonces era la más adecuada para una señorita (nociones básicas de dibujo y música), asistiendo de forma habitual a las actividades culturales promovidas por el Liceo de la Juventud junto con personalidades destacadas de la mocedad intelectual compostelana como Manuel Murguía (se duda si fue en este momento cuando conoce a Murguía o posteriormente, en su traslado a Madrid), Eduardo Pondal y Aurelio Aguirre. Todavía en la actualidad es motivo de discusión entre los diferentes críticos la relación que Rosalía mantuvo con Aurelio Aguirre, puesto que a pesar de que se desconoce si existió una relación sentimental entre ambos, la obra del mencionado sí que dejó huella en ciertos poemas de la escritora. Madurez En abril de 1856, Rosalía se trasladó a Madrid junto con la familia de su parienta María Josefa Carmen García-Lugín y Castro, en cuya compañía habitó la planta baja de la casa número 13 de la calle Ballesta. No se conoce con exactitud cuál fue el motivo que llevó a mudarse a la escritora, aunque Catherine Davis creyó posible que este hecho fuese debido al escándalo desencadenado a raíz del Banquete de Conxo, en el que desenvolvieron un papel relevante varios miembros del Liceo, como fueron Aguirre o Pondal. Un año después de llegar a Madrid, Rosalía publicó un folleto de poesías escrito en lengua castellana que recibió el título de La flor, siendo este acogido con simpatía por parte de Manuel Murguía, quien hizo referencia a él en La Iberia. Posiblemente fue en Madrid, y no en el Liceo, donde Rosalía conoció a Murguía, con quien contrajo matrimonio el 10 de octubre de 1858 en la iglesia parroquial de San Ildefonso. Fue un amigo común el que posibilitó que ambos entablasen una relación que finalmente acabó en boda. Respecto de la relación que existió entre la pareja la crítica rosaliana sugiere diversas hipótesis, que van desde idílicos cuadros conyugales hasta posturas más que matizadas, que tomando como referencia escritos atribuidos a la poetisa, dibujan la psicología de una mujer solitaria, carente de felicidad y escéptica ante el amor. Sin embargo, Murguía fue la primera de las personas que animó a Rosalía en su quehacer literario, siendo él el responsable de la publicación de Cantares Gallegos. Tampoco le escatimó ni apoyo social ni intelectual en una época en la que la condición femenina era considerada como minusválida. Al año siguiente de casarse, Rosalía dio a luz en Santiago de Compostela a su primera hija, llamada Alejandra. A esta siguieron Aura (1862), que vino al mundo en el mismo año que feneció la madre de Rosalía; los gemelos Gala y Ovidio (1871); Amara (1873); Adriano Honorato (1875), que falleció a los diecinueve meses al precipitarse desde una mesa, y Valentina (1877), que nació muerta. Todos los hijos de Rosalía de Castro nacieron en Galicia, ya fuese en Lestrove, A Coruña o Santiago de Compostela. El domicilio del matrimonio cambió en múltiples ocasiones, a lo que se añadió una separación del mismo a causa de las actividades profesionales de Murguía y graves problemas económicos derivados tanto de la inestabilidad laboral del mismo como de la parca salud de Rosalía. Todos estos factores configuran un panorama vital que contribuye a explicar la hipersensibilidad y el pesimismo de la escritora. En 1859, el matrimonio estaba residiendo en La Coruña. Luego pasa a Madrid, de donde Rosalía regresa a Santiago (1861) para volver a la capital española. Con posterioridad, existen referencias que permiten afirmar la presencia de la poetisa en Lugo y Santiago, además de algunos viajes que realizó el matrimonio a Extremadura, Andalucía, Castilla La Mancha y Levante. En el mes de septiembre de 1868 se produjo el levantamiento revolucionario español, conocido como La Gloriosa, pasando Murguía de ser secretario de la Junta de Santiago a director del Archivo de Simancas, cargo que ejerció durante dos años. A partir de este momento, la vida de Rosalía se desenvolvió entre Madrid y Simancas, siendo en la ciudad vallisoletana en la que escribió gran parte de las composiciones recogidas en Follas Novas. Es conveniente aclarar que en estos mismos años, es cuando se produjo el encuentro entre Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer. Desde 1871, Rosalía no sale de Galicia. Vivió a partir de este año en las Torres de Lestrove (donde residían sus parientes los Hermida de Castro), en Dodro (La Coruña), en Santiago de Compostela y Padrón, donde prácticamente se instala en 1875. Últimos años Los últimos años de la vida de Rosalía transcurrieron en la comarca de Padrón, lugar en el que se había consumido su infancia, así como buena parte de su juventud. La Casa grande de Arretén, nombre popular con que el que se conocía al pazo en el que había nacido su progenitora, ya no era de la propiedad de la familia, factor que propició que la escritora tuviese que residir en las Torres de Lestrove entre 1879 y 1882 mientras su marido se encargaba de la dirección en Madrid de La Ilustración Gallega y Asturiana. Finalmente, se trasladó junto con su familia a la casa llamada de La Matanza, situada en la parroquia de Iria. Rosalía nunca disfrutó de una buena salud, pareciendo predestinada desde su juventud a una muerte temprana. De hecho, en las pocas cartas que se conservan y que ésta envió a su marido, con frecuencia se alude a las continuas dolencias que la atenazaban. Poco tiempo antes de fallecer, la escritora decidió pasar una temporada a las orillas del mar y por ello se trasladó a Santiago de Carril. Cierto tiempo después regresó al lugar de La Matanza, donde el cáncer de útero que padecía se fue complicando progresivamente desde 1883, mermando cada vez más a la ya de por sí débil salud de la escritora.Nota 2 Tras tres días de agonía falleció al mediodía del miércoles 15 de julio de 1885, en su casa de La Matanza, a consecuencia de una degeneración cancerosa del útero. El cuerpo inánime recibió sepultura al día siguiente en el cementerio de Adina, localizado en Iria Flavia, que curiosamente había sido cantado en una composición de Rosalía de Castro. No obstante, su cadáver fue exhumando el 15 de mayo de 1891 para ser llevado solemnemente a Santiago de Compostela, donde fue nuevamente sepultado en el mausoleo creado específicamente para la escritora por el escultor Jesús Landeira, situado en la capilla de la Visitación del Convento de Santo Domingo de Bonaval, en el presente Panteón de Galegos Ilustres. Resultan especialmente ilustrativas las fidedignas líneas escritas por González Besada sobre los últimos momentos de Rosalía: «...recibió con fervor los Santos Sacramentos, recitando en voz baja sus predilectas oraciones. Encargó a sus hijos quemasen los trabajos literarios que, ordenados y reunidos por ella misma, dejaba sin publicar. Dispuso se la enterrara en el cementerio de Adina, y pidiendo un ramo de pensamientos, la flor de su predilección, no bien se lo acercó a los labios sufrió un ahogo que fue comienzo de su agonía. Delirante, y nublada la vista, dijo a su hija Alejandra: "abre esa ventana que quiero ver el mar", y cerrando sus ojos para siempre, expiró...». Sin embargo, desde Padrón es imposible ver el mar. Por ello resultan enigmáticas estas palabras puestas en boca de una persona para quién el mar fue una perenne tentación de suicidio. Cantares Gallegos Fue en 1863 cuando Manuel Murguía hizo entrega al impresor vigués Juan Compañel del manuscrito rosaliano de Cantares Gallegos, obra iniciadora del Rexurdimento pleno. Para comprender el origen de ésta, hay que tener presentes factores tales como la familiaridad de la poetisa con la música popular, la reivindicación romántica de las culturas tradicionales y de sus manifestaciones populares. Tal fue el éxito alcanzado por la obra que Rosalía de Castro fue invitada a participar en los Juegos Florales de Barcelona, aunque declinó el ofrecimiento. Además, escritores lusos de la generación de 1865, como son Antero de Quental o Teófilo Braga,manifestaron con prontitud su admiración por el libro, para en 1868 ser vertidos al catalán dos de los poemas de éste por parte de Víctor Balaguer. Estructura y voces El libro está enmarcado entre los poemas uno y treinta y seis, siendo prólogo y epílogo respectivamente. Además manifiesta una estructura circular al iniciarse con una composición en la que toma la voz una joven a quién convidan a cantar y al finalizar con la misma voz de la muchacha que se disculpa por su falta de habilidad para cantar las bellezas de Galicia. De este modo, los poemas restantes quedan enmarcados por los que abren y cierran el discurso lírico y transformándose en una recreación de la artista popular que canta personalmente variopintos motivos, aunque en ciertos momentos le cede la voz a determinados tipos populares o incluso permite que en dos poemas hable la misma autora, concretamente en el número 25 y 33. En estos se hace evidente un yo lírico que puede entenderse como un método que Rosalía emplea con la intención de aparecer como un personaje popular más, dejándose patente su pertenencia a la comunidad rural. Temática En Cantares gallegos se encuentran recogidos cuatro núcleos temáticos fundamentales, que son el costumbrismo, el amor, el intimismo y en último lugar, el social-patriotismo. * Temática costumbrista: en un considerable número de composiciones predomina la descripción y la narración para presentar creencias, romerías, devociones o personajes característicos de la cultura popular gallega que Rosalía defendía frente a los estereotipos colonizadores. * Temática socio-patriótica: en este núcleo temático se engloban aquellas composiciones en las que la emigración, el abandono al que Galicia está condenada y la explotación de los gallegos en tierras extranjeras son los motivos a los que se recurre para criticar la situación de un pueblo gallego maltratado y reivindicar unos valores universales de justicia social. * Temática amorosa: Estos poemas nos muestran, desde una óptica popular, la manera de vivir el sentimiento amoroso diferentes personajes del pueblo en distintas circunstancias y situaciones. * Tematica intimista: Se incluyen aquí "Campanas de Bastabales" y "Como chove miúdiño". La voz de la propia autora expresa sus sentimientos. Follas novas En 1880, Rosalía de Castro editó en la capital española el que fue su segundo y último libro de versos en lengua gallega, titulado Follas novas. Muchos de los poemas que componen el libro fueron redactados durante la estancia de la familia en Simancas (1869 - 1870), aunque también existen algunas creaciones literarias que datan de la década de 1870 y que antes de aparecer en el libro ya habían sido publicados en la prensa. El poemario se halla dividido en cinco partes (Vaguedás, Do íntimo, Varia, Da terra e As viuvas dos vivos e as viuvas dos mortos) de extensión variable y que no responden a una planificación previa, sino a una ordenación posterior a la elaboración de los textos. Calificada como la obra más rica y profunda de Rosalía, Follas novas fue y sigue siendo considerada por buena parte de la crítica como el libro de transición entre la poesía colectiva de Cantares gallegos y el radical intimismo de En las orillas del Sar, en el que se da cabida a poemas de corte popular hasta creaciones que tratan el paso del tiempo y la muerte. También se caracteriza por ser una obra que tiene como trasfondo una notable intención social, que se manifiesta en la denuncia que la autora hace de la marginación del sexo femenino, de los niños huérfanos y de los campesinos, especialmente de aquellos que se habían visto en la obligación de emigrar ante las pésimas expectativas económicas del país. Estructura y núcleos temáticos El libro se abre con una dedicatoria de la autora a la Sociedade de beneficiencia dos naturales de Galicia en La Habana, de la que había sido nombrada socia honoraria. A continuación aparece el prólogo de Emilio Castelar, al que sigue un significativo preámbulo de la escritora (titulado Dúas palabras da autora), en el que se explica la característica cohesión existente entre lo personal y lo social, entre los sufrimientos íntimos y las desgracias colectivas, que constituye el eje central del poemario. En este preámbulo, Rosalía pone de manifiesto su intención de no volver a escribir en gallego (cosa que reitera en una carta escrita a Murguía en julio de 1881). Alá van, pois, as Follas novas, que mellor se dirían vellas, porque o son, e últimas, porque pagada xa a deuda en que me parecía estar coa miña terra, difícil é que volva a escribir máis versos na lengua materna. Los núcleos temáticos básicos de Follas novas son dos: por un lado se diferencia un tipo de poesía subjetiva, que se corresponde con los dos primeros apartados en que se estructura el libro (Vaguidades y Do íntimo), donde la autora desenvuelve un discurso existencial pesimista y angustiado. Por otro lado existe una poesía objetiva, correspondiente a los apartados cuarto y quinto (Da terra y As viúvas dos vivos e as viúvas dos mortos), en la que se insiste en el aspecto reivindicativo de lo popular y del hombre gallego, y donde se tratan temas que ya aparecieran en Cantares gallegos, como la emigración y la injusticia social. En el apartado tercero (Varia) coexisten trazas de la poesía objetiva y la subjetiva enseñando el complejo carácter que ofrece la realidad en toda su extensión para servir de puente entre la subjetividad de Do íntimo y la objetividad de Da terra. La concepción de la vida La obra poética, en la que el sentimiento constante y predominante es la saudade, nos ofrece una visión desolada del mundo y de la vida. También es reseñable la profundización en el yo que realiza la poetisa y que la lleva al descubrimiento de una saudade ontológica, un sentimiento misterioso e inefable de soledad sin relación con algo concreto, que esta vinculado a la radical orfandad del ser humano. Esta tara existencial que Rosalía analiza desde su propia vivencia, se percibe como el hallazgo final de un proceso en el que la desgracia va marcando su vida por medio del sufrimiento y del dolor, siendo éste último inevitable, como nos lo revela en el poema Unha vez tiven un cravo. Ante esta situación, la única solución es la huida o pérdida absoluta de la conciencia. Toda la visión desolada de la vida se intensifica con la angustia existencial que se deriva de la omnipresencia de un fantasma que atenaza su vida y que se manifiesta de forma especial en el símbolo oscuro, vago y polisémico de la negra sombra. En las orillas del Sar Un año antes del fallecimiento de Rosalía, ésta publicó el que resultó ser su último libro de poemas, titulado En las orillas del Sar escrito íntegramente en lengua castellana. Aún no hay consenso entre la crítica literaria con respecto a la fecha en la que fueron creados los poemas recogidos en este libro. Sin embargo, las palabras de González Besada en su discurso de ingreso a la Real Academia Española marcaron a la crítica posterior, pues según el periódico El Progreso de Pontevedra, afirmaba que las creaciones ahora recogidas "En las orillas del Sar" han visto la luz pública en 1866. Por el momento han sido infructuosas todas las búsquedas del susodicho periódico, por lo que tampoco se puede afirmar que en él se encontrasen plasmadas las poesías rosalianas. Compendio de obras prosísticas * Lieders (en lengua castellana, año 1858): este artículo publicado en El Álbum del Miño (Vigo) constituye el primer escrito en prosa en lengua castellana publicado por Rosalía de Castro, posiblemente como consecuencia de los comentarios favorables de Manuel Murguía y Benito Vicetto con respecto a su introducción en el ámbito poético. * La hija del mar (en lengua castellana, año 1859): su permanencia en Muxía le inspiró la * ambientación de esta obra en prosa,9 que además fue la primera de las novelas de Rosalía. En ella se desenvuelve el tema del temperamento femenino, tratándose de un relato de marcado carácter reivindicativo en el que dos mujeres intentan defender su honra en medio de un ambiente predominantemente femenino. * Flavio (en lengua castellana, año 1861): en esta obra aparece por primera vez el tema del amor desengañado, siendo recurrente en la poesía que cultivó a partir de este momento. Se trata de una novela de la etapa de la juventud de la autora, quién la define como un «ensayo de novela». * El caballero de las botas azules (en lengua castellana, año 1867): considerada por la crítica la más interesante de las novelas de Rosalía y calificada por ésta como un «cuento extraño», constituye una enigmática fantasía satírica en la que la escritora gallega expone un surtido de relatos de corte lírico-fantástico con trazos costumbristas que tiene el objetivo de satirizar tanto la hipocresía como la ignorancia de la sociedad madrileña. Confluyen en su composición elementos provenientes de dos campos, como son la libre imaginación (influencia de E. T. A. Hoffmann) y la sátira realista de costumbres. Hay en Madrid un palacio extenso y magnífico, como los que en otro tiempo levantaba el diablo para encantar a las damas hermosas y andantes caballeros. Vense en él habitaciones que por su elegante coquetería pudieran llamarse nidos de amor, y salones grandes como plazas públicas cuya austera belleza hiela de espanto el corazón y hace crispar los cabellos. Todo allí es agradable y artístico, todo impresiona de una manera extraña produciendo en el ánimo efectos mágicos que no se olvidan jamás. Fragmento del capítulo I de la novela El caballero de las botas azules * Conto gallego (en lengua gallega, año 1864): apareció por primera vez en una publicación periódica en el año 1864, y hasta el descubrimiento de esta edición sólo se tenía conocimiento de la publicación realizada por Manuel de Castro y López en su Almanaque gallego de Buenos Aires, en el año 1923.10 El cuento refiere un motivo tradicional de la literatura misógina en la que dos amigos hacen una apuesta con la intención de demostrar cual de ellos logra seducir a la viúda el mismo día del entierro de su marido. El trazo característico del cuento es la economía narrativa: la trama se centra en el diálogo existente entre los personajes, mientras que la voz narradora limita sus intervenciones hasta lo imprescindible. * Las literatas (en lengua castellana, año 1866). * El cadiceño (en lengua castellana, año 1866): cuento de carácter satírico, en el que ciertos personajes se expresan en castrapo, una variante popular del castellano caracterizada por el uso de vocabulario y de expresiones tomadas del idioma gallego que no existen en castellano. * Ruinas (en lengua castellana, año 1866): es un cuadro de costumbres centrado alrededor de tres tipos humanos, tres habitantes de una pequeña villa, ejemplares por sus valores espirituales, que se sobreponen a su decadencia social. * El primer loco (en lengua castellana, año 1881): es una novela breve, en la que Rosalía obvia la moda realista del momento para retornar a las fórmulas románticas de su etapa más juvenil. * El domingo de ramos (en lengua castellana, año 1881). * Padrón y las inundaciones (en lengua castellana y publicado en La Ilustración Gallega y Asturiana, el 28 de febrero y el 8, 18 y 28 de marzo de 1881). * Costumbres gallegas (en lengua castellana, año 1881): en este artículo, Rosalía critica la costumbre que existía en el litoral gallego de ofrecer una mujer de la familia al marinero recién arribado. Cumple destacar que el escrito fue objeto de críticas muy duras, dentro del territorio gallego. Lengua literaria El idioma que tenían a su disposición los iniciadores del Renacimiento romántico, que eran unos completos desconocedores de los textos medievales, era una lengua dialectal empobrecida, muy erosionado por la lengua oficial y fragmentada en variedades comarcales. No se puede afirmar que Rosalía de Castro escribiese en un dialecto determinado, aunque su elástico sistema de normas linguísticas tenga como base geográfica las hablas de las comarcas bañadas por el Sar y el Ulla, con una clara tendencia al seseo. Como consecuencia de la precaria situación en la que se encontraba la lengua gallega escrita de la época, Rosalía solía emplear vulgarismos (probe en lugar de pobre, espranza en lugar de esperanza y dreito en lugar de dereito son algunos ejemplos), hipergalleguismos (concencia o pacencia son dos ejemplos) y castellanismos (dicha, Dios, conexo...). También son habituales en sus obras las variaciones léxicas (frores, frois, froles o dor, dore, delor) y morfológicas, cuando se adoptando diferentes soluciones para la formación del plural de las palabras agudas. A pesar de todo, a Rosalía le interesa más la vivacidad que la pureza de la lengua gallega que usa para expresarse, lo que deja patente en el prólogo de Cantares gallegos. Es allí donde se dice que a pesar de carecer de gramáticas y de reglas que propiciarán la aparición de errores ortográficos, la autora puso su mayor cuidado en reproducir el verdadero espíritu del pueblo gallego. Importancia y significado de su obra en gallego Con la publicación de Cantares Gallegos en el año 1863 se alcanzó el momento culmen del Rexurdimento de las letras gallegas, así como se marcó un punto de inflexión en la historia de la literatura gallega. Con un elevado ejercicio lingüístico y literario, la escritora prestigió al gallego como lengua literaria (si bien este idioma ya había sido utilizado para la creación literaria, como sucede con la lírica galaicoportuguesa) y reivindicó su uso. Además, por medio de los temas tratados en Cantares Gallegos, Rosalía otorga a su obra un carácter sociopolítico reflejando las duras y pésimas condiciones bajo las que se encontraba la sociedad rural gallega, al mismo tiempo que reivindicaba al gallego frente al castellano, y a Galicia frente a España. Se puede decir que Rosalía pretendió defender y redescubrir a la cultura e identidad gallega, las cuales habían sido obviadas por la ideología centralista estatal. La huella de Cantares Gallegos quedó reflejada tanto en la posterior producción literaria como en el mismo pueblo gallego, que al verse reflejado en la obra rosaliana tomó conciencia de su propia dignidad. El éxito del libro se debió a la extraordinaria conexión que existió entra la escritora y las gentes de su región, llegándose al extremo de que el pueblo llegó a asumir un gran número de poemas y estrofas como versos comunitarios. Con Follas novas Rosalía creó un universo nuevo y extremadamente personal, en el que el puro lirismo intimista alcanza la más alta realización artística, más allá de las vivencias estéticas, en una continua y angustiada pregunta sobre el sentido de la existencia humana. La poesía que se recoge en esta obra revela la conflictividad de un mundo en el que no existen valores eternos y verdades absolutas, y donde el ser humano se encuentra totalmente solo. Es la cosmovisión pesimista y angustiada la que trasluce la crisis de valores de la sociedad capitalista frente a la seguridad de la sociedad patriarcal, que aparece en descomposición por la acción de aquella. Las críticas e influencias posteriores La valoración de la obra rosaliana y la mitificación de la escritora se produjeron tras el fallecimiento de la misma, puesto que a lo largo de su vida esta fue permanentemente menospreciada y marginada, quedando fuera de escritos tan relevantes como La literatura en 1881 de Leopoldo Alas y Armando Palacio Valdés. Fue necesario esperar hasta los modernistas y la generación del 98 para que reconocieran en Rosalía a una creadora afín a su espíritu. Los mayores promotores de Rosalía de Castro fueron los escritores del 98, quienes la dieron a conocer a través de sus escritos en toda la geografía española y en la América hispanohablante, valiéndose de su gran reconocimiento social y de la reedición de muchas de las páginas que fueron escritas por ellos y que versaban sobre la escritora. Principalmente, fueron Azorín y Miguel de Unamuno los más acérrimos valedores de Rosalía, quienes le dedicaron entre 1911 y 1912 un total de seis artículos que versaban sobre la escritora gallega. El resto de literatos noventayochistas no se pronunciaron en favor de Rosalía de Castro, y si lo hicieron fue de una forma muy tenue, como hizo Antonio Machado con una lacónica y tardía observación sobre la poetisa. Destacó también Ramón María del Valle-Inclán, pero en este caso por las duras críticas y juicios negativos que le dedicó a la obra rosaliana, a pesar de ser amigo de su marido, Manuel Murguía, quien se había encargado de la redacción del prólogo de la obra titulada Femeninas, del mismo Valle Inclán. El independiente Juan Ramón Jiménez también se hizo eco de la obra rosaliana, dedicándole todo tipo de elogios y considerándola como la predecesora de la revolución poética iniciada por Rubén Darío. Considerándola una poeta del litoral, al igual que hacía con Bécquer, Jiménez le otorga el calificativo de innovadora y precursora del modernismo español. Día de las Letras Gallegas El 20 de marzo de 1963, tres miembros numerarios de la Real Academia Gallega, concretamente Francisco Fernández del Riego, Manuel Gómez Román y Xesús Ferro Couselo, enviaron una carta al que por aquel entonces ostentaba el cargo de presidente de la institución, Sebastián Martínez Risco, en la que se sometía a consideración de la Junta General la propuesta de celebrar el centenario de la publicación de la obra Cantares Gallegos, de Rosalía de Castro. El 28 de abril, a consecuencia de la propuesta elevada al presidente, tiene lugar una Junta ordinaria en los salones municipales cuyo resultado fue la declaración del Día das Letras Galegas el 17 de mayo de cada año, quedando reflejada tal decisión en la acta de la sesión. Todos sabemos que el libro rosaliano editado en 1863, ha sido la primera obra maestra con la que contó la Literatura Gallega Contemporánea. Su aparición le proporcionó prestigio universal a nuestra habla como instrumento de creación literaria. Representa, pues, un hecho decisivo en la historia del renacimiento cultural de Galicia. Punto primero de la carta Nadie desconoce que el libro tiene una fuerza simbólica extraordinaria. Siendo la muestra más reveladora del nivel cultural de los pueblos, no es de extrañar el afán de esparcirlo y de abrir caminos para ensanchar el ámbito de sus lectores. En el caso de Galicia, ninguna fecha es más ajustada para ensalzar y difundir el libro aquí producido, que la que conmemora la publicación de la obra con la que se formó el prestigio contemporáneo de la Letras Gallegas. Punto quinto de la carta A los dos días de alcanzarse un acuerdo en el seno de la institución, el presidente de la Real Academia Gallega procedió a la comunicación del mismo al Ministerio de Información y Turismo solicitando su permiso para poder llevar a buen término la iniciativa. El 14 de mayo, el delegado provincial del Ministerio al que se había acudido respondió de manera positiva a la propuesta. Así, aquel año de 1963 se honró lo figura de Rosalía por medio de diversos actos que fueron promovidos por la institución académica, teniendo esto como sede principal la ciudad de La Coruña. No obstante, en otras ciudades de toda Galicia también se promovieron distintos homenajes y actos con el objetivo de honrar tanto a la autora como a su obra. Reconocimientos En la actualidad, son varias las instituciones, espacios públicos y bienes de consumo designados con el nombre de Rosalía de Castro, poniendo esto de manifiesto el arraigo social que tiene la figura de la poetisa. De este modo, es posible encontrar centros de educación tanto en la Comunidad Autónoma de Galicia como en el resto de regiones de España, en Rusia o en Uruguay llamados igual que la escritora, a lo que se debe añadir numerosos parques, plazas y calles, asociaciones culturales, premios otorgados a personas íntimamente vinculadas a la lengua gallega y española, bibliotecas, agrupaciones folclóricas, coros musicales e incluso un vino con Denominación de Origen Rías Baixas. Sin embargo, resulta curioso que un avión de la compañía Iberia, así como una aeronave perteneciente a Salvamento Marítimo, hayan sido bautizados igual que la escritora. Obviamente, también son varios los monumentos (placas conmemorativas y esculturas principalmente) dedicados a su figura en diversos países del mundo. Con la emisión del 23 de octubre de 1979 apareció el último de los billetes de 500 pesetas, puesto que este sería substituido en 1987 por monedas de igual valor. El billete se distinguía por presentar en el anverso el retrato de Rosalía de Castro, grabado por Pablo Sampedro Moledo, así como por mostrar en el reverso la Casa-Museo de Rosalía sita en Padrón y unos versos con la caligrafía de su autora, pertenecientes a la obra Follas Novas. De esta forma, Rosalía de Castro se convirtió junto con Isabel la Católica, en el único personaje femenino no alegórico retratado en el anverso de un billete propiamente español. Referencias Wikipedia - https://es.wikipedia.org/wiki/Rosalía_de_Castro

Gutierre de Cetina Gutierre de Cetina

Gutierre de Cetina (Sevilla, 1520 - México, ¿1557?) Poeta español que fue una de las figuras más significativas del Renacimiento. Su lírica, inspirada esencialmente en Petrarca, se desarrolla en torno al refinado artificio del amor visto en su más típica abstracción. Entre los poetas españoles italianizantes, Cetina es, después de Garcilaso de la Vega, el más notable y el más perfecto, y no se le puede negar el derecho de ocupar el lugar más destacado del parnaso español después de la media docena de celebridades de su época. Descendiente de una ilustre familia de la nobleza, Gutierre de Cetina vivió mucho tiempo en Italia, donde sirvió en las tropas de Carlos V y entabló amistad con los ingenios más insignes de la época, por los cuales estuvo evidentemente influida su orientación poética. Además de Petrarca, le inspiraron Tansillo, Ariosto y Bembo, y entre los españoles, Garcilaso de la Vega en particular. Pasó la mejor parte de su existencia en el refinado ambiente que rodeaba al príncipe de Ascoli, a don Luis de Leyva y al insigne humanista Diego Hurtado de Mendoza, todos ellos amigos íntimos de Cetina. Gutierre de Cetina volvió a España en 1554 y hasta algún tiempo después no encontró nuevas aventuras en las que desahogar su espíritu inquieto. Atraído por la fascinación de la empresa americana, marchó en 1556 a México (donde había estado ya entre 1546 y 1548, aproximadamente) con su tío Gonzalo López, quien se dirigía allí como procurador general. En aquella región de América se pierden las huellas de su vida, y a partir de entonces sólo perdura en el tiempo la leyenda forjada en torno al poeta. La naturaleza americana debió de imprimirse profundamente en la sensibilidad de Gutierre de Cetina, al propio tiempo que la seducción bárbara de aquella civilización. También en México halló el poeta otra inspiradora amorosa: doña Leonor de Osma, de la cual parece haberse enamorado locamente y bajo cuyo balcón, en Puebla de los Ángeles, fue herido por Hernando de Nava, un rival celoso. A partir de 1557 nada se sabe ya acerca de él, por lo que se le cree muerto en tal fecha. La obra poética de Gutierre de Cetina es conocida o a través de fragmentos sacados de manuscritos, o por ejemplos y testimonios, o, finalmente, formando parte de antologías. Bartolomé J. Gallardo, en su conocido Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos, presentó abundantes muestras de la obra poética de Cetina; pero hasta que el erudito sevillano Hazañas y La Rúa no publicó sus poesías en 1895, puede decirse que faltó la verdadera base para estudiarlas, al igual que ocurrió con su biografía, acerca de la cual carecemos de datos seguros, a pesar de que muchos investigadores han dedicado a ello sus esfuerzos. Sus obras poéticas están constituidas por madrigales (cinco en total, entre ellos el conocidísimo "A unos ojos", al que debe buena parte de su popularidad), sonetos, canciones, diecisiete epístolas y quince composiciones varias, todas ellas en la línea de la manera italianizante inaugurada por Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. Es quizás el único poeta español de su época del que no se conoce ninguna composición de carácter castellano en versos cortos, excepto una anacreóntica de cuya paternidad se duda; es preciso subrayar que no todas las poesías publicadas por Hazañas son de atribución segura. Teniendo en cuenta que debió escribir tales composiciones entre los veinte y los veintiséis años, podemos considerar que se trata de una producción abundante; parece seguro que Cetina partió a los veintiséis años para México y que allí ya no escribió nada más. Pero, a pesar de que esa producción sea esencialmente de juventud, raras veces ocurre que produzca tal impresión, y esto, indudablemente, se debe a la preocupación constante de Cetina por seguir los grandes modelos clásicos e italianos. Entre los primeros figuran Marcial, Juvenal y Ovidio; de éste es probable que Cetina tradujera algún fragmento de las Heroídas, si las traducciones que se le atribuyen son en verdad de Cetina. Entre los autores italianos, en primer lugar se halla Petrarca y luego, en orden decreciente de importancia, Tansillo, Bembo y Ariosto. Entre otras influencias importantes se aprecia en Cetina, como en muchos contemporáneos suyos, la de Ausiàs March, que quizás sea la más importante si prescindimos de Petrarca. Todo ello contribuyó a formar la personalidad de Cetina, y justifica un juicio muy acertado del gran poeta sevillano del siglo XVI Fernando de Herrera: "si se hubiese preocupado de la fuerza como lo hizo por la dulzura y la pureza, nadie le habría superado; en cuanto a número, lengua, dulzura y sentimiento, nadie podría negarle un lugar entre los primeros". Ciertamente la admiración y emulación de sus modelos restó a Cetina la espontaneidad que debiera ser natural por su juventud, y acaso también la energía a que se refiere Herrera. Sus epístolas a don Diego Hurtado de Mendoza tienen el contenido moral que se espera del género. Escribió además unos pocos, pero selectos, versos dictados por una inspiración heroica, como el soneto a Cartago o el dedicado a los soldados caídos en Castelnovo. Pero su poesía es casi exclusivamente amorosa, y precisamente en este tema han de buscarse sus más logrados éxitos, sobre todo en sus sonetos, llenos de sorpresas que saltan por doquier a los ojos del lector, y en sus madrigales. En sus composiciones de mayor empeño, las bellezas no son menores que en las breves, pero con notables diferencias a pesar de que en cada caso posean auténticos valores poéticos. Las amadas a las que el poeta alude en sus obras amorosas son principalmente tres. Una va designada con el nombre de Amarilis; por ciertas alusiones geográficas que figuran en los pasajes en que habla de ella, se puede colegir que el poeta la conoció en España. Otra dama, que también debió conocer en España y a la que cortejó unos diez años, si hemos de creer sus palabras, aparece con el nombre de Dórida. Pero el enigma más interesante es el de la tercera dama, que algunos estudiosos han creído identificar con la ilustre Laura Gonzaga. El uso constante de la palabra "lauro", que aparece a menudo y con diversos sentidos, y la certidumbre de que el poeta tuvo familiaridad con la bellísima mujer, ha inducido a algunos eruditos a formular esta hipótesis. A la tal dama estaría dedicado el celebérrimo madrigal que empieza con los versos "Ojos claros, serenos...", composición sobre la que se halla cimentada la popularidad del autor. Referencias Biografías y Vidas - www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cetina.htm

León Felipe León Felipe

(León Felipe Camino; Tábara, Zamora, 1884 - Ciudad de México, 1968) Poeta español. Representante de los creadores exiliados tras la Guerra Civil, sus versos poseen un talante crítico y de lucha contra las injusticias sociales. Hijo de un notario, pasó su infancia en Sequeros (Salamanca) y en 1893 se trasladó con su familia a Santander. Tras estudiar en Madrid, ejerció de farmacéutico en varias ciudades al tiempo que trabajaba como actor para una compañía de teatro itinerante. Estuvo encarcelado por deudas, administró los hospitales de Guinea, y en 1922 viajó a México, donde desempeñó labores de bibliotecario en Veracruz antes de ser agregado cultural de la embajada española y profesor de literatura en diversas universidades americanas. Al estallar la Guerra Civil española se encontraba en Panamá, desde donde regresó a España para apoyar la causa republicana. En 1938 se exilió definitivamente en México. Su obra poética se abrió con Versos y oraciones del caminante (1920), cuya sencillez temática y estilística distanció al autor de las corrientes posmodernistas del momento. En el segundo volumen de Versos y oraciones del caminante (1930) vuelven los temas intimistas centrados en la experiencia cotidiana, pero el tono elevado y profético revela el magisterio de W. Whitman, que fue traducido por el autor. La actitud moral comenzó a manifestarse en su siguiente obra, Drop a star (1933), donde las influencias de Whitman, A. Machado, M. de Unamuno y T. S. Eliot se fundieron con un modelo expresivo inspirado en la Biblia, que fue característico de su producción. La experiencia de la guerra civil y el exilio posterior configuraron una voz poética combativa y rebelde, especialmente a través de La insignia (1937), El payaso de las bofetadas y el pescador de caña (1938), El hacha (1939), Español del éxodo y el llanto (1939) y El gran responsable (1940). En estas obras León Felipe encarnó la figura del poeta vidente, entre prometeico y quijotesco, que enuncia su discurso de una manera casi mística: la palabra actúa como una fuerza que redime a los humildes de los sufrimientos e injusticias, aunque a veces sea tan sólo un grito desesperado. Sus composiciones, de gran fuerza lírica y hondo contenido social, rememoran el drama de la guerra, la derrota y el destierro, al tiempo que reflejan la condición humana con apasionado idealismo. Los versos destacan por la sobriedad del léxico, y por un ritmo amplio y reiterativo que le comunica una sonoridad semejante a la de los versículos bíblicos, aunque en ocasiones incurran en lo prosaico o parezcan fruto de un fácil verbalismo. Después de Ganarás la luz (1943), y Parábola y poesía (1944) publicó Antología rota (1947), selección de poemas que llegó a gran número de lectores. Posteriormente aparecieron España e Hispanidad (1947), Llamadme publicano (1950) y El ciervo y otros poemas (1958), este último un canto elegíaco provocado por el fallecimiento de su esposa. En su libro postrero, titulado ¡Oh, este viejo y roto violín! (1965), reflexiona sobre el tiempo, el sueño y la muerte, temas centrales de su última etapa. Referencias Biografías y Vidas – biografiasyvidas.com/biografia/l/leon_felipe.htm

Gabriel Celaya Gabriel Celaya

Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta (Hernani, Guipúzcoa, 18 de marzo de 1911 – Madrid, 18 de abril de 1991), conocido como Gabriel Celaya, fue un poeta español de la generación literaria de posguerra. Fue uno de los más destacados representantes de la que se denominó «poesía comprometida». Su nombre completo era Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta, lo que aprovechó para firmar sus obras como Rafael Múgica, Juan de Leceta o Gabriel Celaya. Presionado por su padre, se radicó en Madrid donde inició sus estudios de Ingeniería y trabajó por un tiempo como gerente en la empresa familiar. Entre los años 1927 y 1935 vivió en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Federico García Lorca, José Moreno Villa y a otros intelectuales que lo inclinaron por el campo de la literatura, llevándolo a dedicarse por entero a la poesía. En 1946 fundó en San Sebastián, con su inseparable Amparo Gastón, la colección de poesía «Norte» y desde entonces abandonó su profesión de ingeniería y su cargo en la empresa de su familia. La colección de poesía «Norte» pretendía hacer de puente entre la poesía de la generación de 1927, la del exilio y la europea. Aparecen así, bajo ese sello editorial, traducciones de Rainer María Rilke, Arthur Rimbaud, Paul Éluard o William Blake. En 1946 publica Tentativas, libro en prosa en el que por primera vez firma como Gabriel Celaya. Esta primera etapa es de carácter existencialista. En los años cincuenta se integra en la estética del compromiso (Lo demás es silencio 1952 y Cantos Íberos 1955, verdadera biblia de la poesía social). Junto a Eugenio de Nora y Blas de Otero, defiende la idea de una poesía no elitista, al servicio de las mayorías, "para transformar el mundo": Cantemos como quien respira. Hablemos de lo que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. La Poesía no es un fin en sí. La Poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo. En 1956 obtuvo el Premio de la Crítica por su libro «De claro en claro». Cuando este modelo de poesía social entró en crisis, Celaya volvió a sus orígenes poéticos. Publicó La linterna sorda y reeditó poemas anteriores a 1936. También ensayó el experimentalismo y la poesía concreta en Campos semánticos (1971). Entre 1977 y 1980 se publicaron sus Obras Completas en cinco volúmenes. En 1986 es galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas por el Ministerio de Cultura. Ese mismo año publica "El mundo abierto". En definitiva, la obra de Celaya constituye una gran síntesis de casi todas las preocupaciones y estilos de la poesía española del siglo XX. Falleció el 18 de abril de 1991 en Madrid y sus cenizas fueron esparcidas en su Hernani natal. Obras * Marea del silencio (1935) * La soledad cerrada (1947) * Movimientos elementales (1947) * Tranquilamente hablando (1947) (firmado como Juan de Leceta) * Las cosas como son (1949) * Las cartas boca arriba (1951) * Lo demás es silencio (1952) * Cantos Íberos (1955) * Campos semánticos (1971) * Itinerario poética (1973) Referencias http://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Celaya

The Eendracht and a Fleet of Dutch Men-of-war , by Ludolf Bakhuizen
José de Espronceda José de Espronceda

José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda Delgado (Pajares de la Vega, cerca de Almendralejo, Badajoz, 25 de marzo de 1808 - Madrid, 23 de mayo de 1842), fue un célebre escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más destacado poeta romántico español. Nació en Almendralejo (Badajoz) en 1808. Estudió en el colegio de San Mateo de Madrid, donde tuvo como profesor a Alberto Lista, a quien siguió en el colegio fundado por el mismo. A los quince años creó con sus amigos Ventura de la Vega, y Patricio de la Escosura una sociedad secreta a la que llamaron los Numantinos (1823-1825), según decían, para vengar la muerte de Rafael del Riego. En 1823 funda junto a otros alumnos de Alberto Lista la academia del Mirto, para continuar con las enseñanzas del clausurado colegio que Lista fundara (colegio libre de San Mateo).1 Denunciado por sus actividades intelectuales en 1825 fue desterrado a un monasterio de Guadalajara durante cinco años. Posteriormente viajó por Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Francia e Inglaterra (donde se enamoró de Teresa Mancha, hija del coronel liberal emigrado Epifanio Mancha) en su condición de exiliado liberal. Participó en las oleadas revolucionarias de 1830 junto con unos antiguos amigos suyos. Poco después Teresa se casaría por orden de su padre con un comerciante llamado Guillermo del Amo; sin embargo se reencontrarían en París en 1833. Con ella regresó a España, junto con otros liberales, gracias a la amnistía declarada tras la muerte del soberano Fernando VII, en 1833. En 1838 Teresa se apartó de Espronceda y poco después murió. A partir de aquí Espronceda se dedicó a la política y al periodismo. Se enroló en la Milicia Nacional llegando a ser Primer Teniente de la Compañía de Cazadores de Madrid. En 1841 es nombrado secretario de la Legación española en La Haya y poco después es elegido diputado progresista en Almería. Fue elegido parlamentario ante las Cortes Generales, en 1842 por el Partido Progresista. Murió a los treinta y cuatro años de garrotillo (difteria) en ese mismo año de 1842, cuando se iba a casar con Bernarda de Beruete. Obra Durante su estancia en el monasterio, y alentado por su maestro, el erudito y poeta sevillano Alberto Lista, comenzó a escribir el poema histórico El Pelayo en octavas reales, que dejó inacabado. Más tarde escribió la novela histórica Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar. En 1840 escribió un tomo de Poesías que tuvo gran éxito y repercusión. Los temas de esta compilación son el placer, la libertad, el amor, el desengaño, la muerte, la patria, la tristeza, la duda, la protesta social, etc. Se considera a Espronceda el poeta romántico español por excelencia a causa de su talante byroniano. En efecto, su poesía presenta ecos de la de Lord Byron, sobre todo en sus dos poemas narrativos más extensos: El estudiante de Salamanca, sobre el tema del seductor donjuanesco, que se puede considerar como un acabado exponente del género romántico leyenda, considerado el mejor poema en su género del siglo XIX, y el incompleto El Diablo Mundo (1841), heterogéneo poema filosófico en donde describe al hombre como un ser de inocencia natural que sufre la realidad social y sus maldades, en el que se incluye el famoso «Canto a Teresa», dedicado a su amante Teresa Mancha, una de las más grandes elegías amorosas. También escribió gran cantidad de poemas cortos que denominó 'Canciones', de entre los que destaca como el más conocido la «Canción del pirata»; también figuran «A Jarifa en una orgía», «El verdugo», «El mendigo», «El reo de muerte» o «Canción del cosaco». Todos estos poemas se inspiran en personajes marginados o excluidos de la sociedad, con lo que por primera vez aparece claramente formulado el tema social en la lírica española. Es también digno de mención el poema «Desesperación», obra que toma un tono catastrófico y gris, característico, de algún modo, de la obra del poeta extremeño. En su «Himno al sol» y en el poema «Óscar y Malvina» Espronceda se acerca también a la poesía de James Macpherson, inventor del vate céltico Ossian. El estilo más cultivado por el autor extremeño es algo amante de los efectos retóricos, pero es flexible e inspirado en sus mejores momentos. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_Espronceda

Leopoldo María Panero Leopoldo María Panero

Leopoldo María Panero Blanc (Madrid, 1948) es un poeta español, encuadrado en la poesía española contemporánea dentro del grupo de los novísimos. Hijo del poeta Leopoldo Panero (1909–1962) y Felicidad Blanc (1913–1990), hermano del también poeta Juan Luis Panero (1942) y Michi Panero (1951–2004), sobrino del poeta Juan Panero (1908–1937) y primo del periodista, crítico de cine y actor teatral madrileño José Luis Panero González-Barosa (1975-). Panero es el arquetipo de un malditismo cultivado tanto como repudiado, pero ese malditismo no le ha impedido ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una espléndida biografía escrita por J. Benito Fernández (El contorno del abismo, Tusquets, 1999) e insertarse en la historia literaria, las antologías y los programas académicos. El joven Leopoldo María, al igual que tantos descendientes de los prohombres del régimen franquista, se siente fascinado por la izquierda radical. Su militancia antifranquista constituirá el primero de sus grandes desastres y le valdrá su primera estancia en prisión. Tiene una formación humanista, estudia Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la Universidad Central de Barcelona. De aquellos años jóvenes datan también sus primeras experiencias con las drogas. Desde el alcohol hasta la heroína, a la que dedicaría una impresionante colección de poemas en 1992, ninguna le es ajena. En los años 70 es ingresado por primera vez en un psiquiátrico. Sin embargo, sus constantes reclusiones no le impiden desarrollar una copiosa bibliografía no sólo como poeta, sino también como traductor, ensayista e incluso narrador. A finales de la década de los 80, cuando por fin su obra alcanza el aplauso de la crítica entendida, se decide que ingrese de manera permanente en el psiquiátrico de Mondragón. Sin embargo, casi diez años después se establece, por propia voluntad, en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria. La vida de este poeta y su entorno familiar siempre ha desatado curiosidad en el ámbito cultural, como muestra la película de Jaime Chávarri, El desencanto (1976), un documental que refleja cómo era su familia, en plena desintegración del franquismo, acomodada e intelectual, pero también: desmembrada, autoritaria y en la que la figura de su padre pesaba aún con su ausencia. En la década de los 90 Ricardo Franco se fijaría de nuevo en «Los Panero» para filmar Después de tantos años, pero esta vez, sin la presencia de la madre, ya fallecida. En 2003 se le concede el Premio Estaño de Literatura por una antología poética de Túa Blesa, publicada dos años antes. Poesía Sus distintas entregas poéticas aparecen con regularidad: * Por el camino de Swan (1968) * Así se fundó Carnaby Street (Ocnos, 1970). A partir de este poemario la melancolía de los mitos de su infancia corre pareja a un experimentalismo apasionado * Teoría (Lumen, 1973) * Narciso en el acorde último de las flautas (Visor, 1979) * Last River Together (Ayuso, 1980) * El que no ve (La banda de Moebius, 1980) * Dioscuros (Ayuso, 1982) * El último hombre (Ediciones Libertarias, 1984) * Antología (Ediciones Libertarias, 1985) * Poesía 1970–1985 (Visor, 1986) * Contra España y otros poema de no amor (Ediciones Libertarias, 1990) * Agujero llamado Nevermore (Selección poética, 1968–1992) (Cátedra, 1992) * Heroína y otros poemas (Ediciones Libertarias, 1992) * Piedra negra o del temblar (Ediciones Libertarias, 1992) * Orfebre (Visor, 1994) * Tensó (Ediciones Hiperion, 1996). Con Claudio Rizzo * El tarot del inconsciente anónimo (Valdemar, 1997) * Guarida de un animal que no existe (Visor, 1998) * Abismo (Ediciones Endimión, 1999) * Teoría lautreamontiana del plagio (Límite, 1999) * Poemas del manicomio de Mondragón (Hiperión, 1987) * Suplicio en la cruz de la boca (El Gato Gris, Ediciones de Poesía, 2000) * Teoría del miedo (Igitur, 2000) * Poesía completa (1970–2000) (Visor, 2001) * Águila contra el hombre: poemas para un suicidamiento (Valdemar, 2001) * Me amarás cuando esté muerto (Lumen, 2001). Con José Águedo Olivares * ¿Quién soy yo?: apuntes para una poesía sin autor (Pre-Textos, 2002). Con José Águedo Olivares * Buena nueva del desastre (Scio, Lugo, 2002) * Poemas del manicomio del Dr. Rafael Inglot (Valdemar, 2002) * Conversación (Nivola, 2003). * Esquizofrénicas o la balada de la lámpara azul (Hiperión, 2004) * Erección del labio sobre la página (Valdemar, 2004) * Danza de la muerte (Igitur, 2004) * CD-Libro Moviedisco Colección Lcd El Europeo. Carlos Ann, Bunbury, José María Ponce y * Bruno Galindo (Barcelona: Moviedisco, D.L., 2004) * Poemas de la locura seguido por El hombre elefante (Huerga y Fierro editores 2005) * Presentación del superhombre (Valdemar, 2005). Con Félix Caballero * Outsider, un arte interior (Versos esquizofrénicos, Poemas sugeridos por los dibujos de esquizofrénicos) (Eneida, 2007). * Páginas de excremento o dolor sin dolor (Editorial Azotes Caligráficos, 2008). Edición manuscrita con dibujos del propio autor * Sombra (Huerga y Fierro editores, 2008) * Escribir como escupir (Calambur editorial, 2008) * «Conjuros contra la vida» (Ed. Festival Internac. de Cine de LPGC, 2008), dentro del volumen Después de tantos desencantos. Vida y obra poéticas de los Panero, de Federico Utrera * Voces en el desierto (Azotes Caligráficos, 2008). Con Félix J. Caballero * Esphera (El ángel caído, 2009) * Tango (El ángel caído, 2009). Con Félix J. Caballero * La tempesta di mare (Huacanamo, 2009). Con Félix J. Caballero. * Reflexión (Casus-Belli, 2010) * Locos de altar (Alea blanca, 2010) * La flor en llamas (Casus-Belli, 2011). Con Félix J. Caballero. * Traducciones / Perversiones (Ed. Túa Blesa) (Visor de poesía, 2011) * Territorio del miedo / Territoire de la peur (Anthologie poétique, traduction Stéphane Chaumet) (L'Oreille du Loup, 2011) * Cantos del frío (Casus-Belli, 2011). Narrativa Su obra narrativa incluye: * El lugar del hijo (Tusquets, 1976), libro de relatos fantásticos * Dos relatos y una perversión (Ediciones Libertarias, 1984) * Y la luz no es nuestra (Ediciones Libertarias, 1993) * Palabras de un asesino (Ediciones Libertarias, 1999) * Los héroes inútiles [epistolario con el joven escritor Diego Medrano] (Ellago Ediciones, 2005) * Papá, dame la mano que tengo miedo (Cahoba Ediciones, 2007), su última creación * Cuentos completos, recopilados por Túa Blesa (Editorial Páginas de Espuma, 2007). ISBN 978-84-95642-95-0. Ensayo También ha cultivado el ensayo: * Mi cerebro es una rosa, (Roger, 1998) * Prueba de vida. Autobiografía de la muerte, (Huerga y Fierro, 2002). * De una u otra manera, todas sus páginas, hasta sus traducciones, son autobiográficas. De hecho, las claves de su obra son la autocontemplación y la (auto)destrucción. Sin embargo, como ya señalara Pere Gimferrer en 1971, el tema de su poesía «no es la destrucción de la adolescencia: es su triunfo, y con él la destrucción y la disgregación de la conciencia adulta». Liberar la adolescencia como energía emocional, creándose una mitología propia, no oficial, es la actitud asumida desde el comienzo por Panero. El poema «La canción de croupier del Mississippi», incluido en su obra Last River Together (1980), es un buen texto en el que encontrar resumidas la mayor parte de las características de la poesía de Leopoldo María Panero. Lo primero que llama la atención en este poema son los elementos culturalistas que van apareciendo de forma más o menos explícita: El título, de clara evocación cinematográfica. La cita que encabeza el texto: «Quince hombres sobre el Cofre del Muerto/ Quince hombres sobre el Cofre del Muerto/ ¡Yahoo! ¡Y una botella de ron!» que es la canción que cantan los piratas en La isla del tesoro, de Robert L. Stevenson (evidentemente, también hay adaptación al cine). Una evocación de La vida es sueño, de Calderón de la Barca («Y sueño que he vivido...»). Menciones expresa a Pessoa y sus heterónimos («Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro Campos»). La referencia a Dulce pájaro de juventud (Sweet Bird of Youth, obra teatral de Tennessee Williams, que fue llevada al cine por Richard Brooks en 1962 y que cuenta cómo un vividor debe abandonar su pueblo, tras haber seducido a la hija del cacique. Instalado en Hollywood, se convertirá en el amante de una estrella otoñal). La contradicción a Larra (Escribir en España no es llorar). La referencia al filósofo centroeuropeo Ludwig Wittgenstein. La mención al escritor francés Remy de Gourmont (1858–1915) y su Le Livre des Masques. Portraits symbolistes, Gloses et Documents sur les Ecrivains d'hier et d'aujourd'hui, in-18, Société du Mercure de France, Paris, 1896. Lo segundo son las múltiples repeticiones ya de palabras, ya de estructuras sintácticas, ya de versos más o menos completos. Repeticiones que parecen ser usadas tanto para crear una especie de ritmo obsesivo (tengamos en cuenta que el poema es una «canción») como para dar al texto una apariencia de monólogo interior. En último lugar, habría que señalar los diferentes temas que van apareciendo a lo largo del poema: lo autobiográfico, lo blasfemo, la vida como sueño, el antiespañolismo (no en vano, uno de sus poemarios se tituló Contra España y otros poema de no amor), el malditismo (es tan bella la ruina). Temas que, de una forma u otra, se repiten, se modifican, se mezclan, para darle al poema ese carácter de obsesivo monólogo interior, ya mencionado en el párrafo precedente. Referencias Wikipedia—http://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_María_Panero




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