Escribo para ti, lector, pero pensando en ambos. Soy la palabra hecha carne, persona, sonido. No soy la hoja de papel, pero casi.
De mí se desprende el todo y la nada y a veces te invito a un poco de todo, un poco de nada. Dedos de tinta se mecen silentes sobre el papel blanco de mis ideas y te habito, a veces la cabeza, otras, el pecho.
Soy el amor y la guerra, el "te quise" y el "te quiero", lo ganado y lo perdido.
Léeme, escúchame, que soy poesía a ratos y otras tantas, viejo amigo, viajero errante de una vida... o de millones que se anidan en mi pecho. Sujétame, que soy tan tuyo como mío y ahí radica todo, lo que soy y lo que no, lo que puedo ser cuando me miras, cuando me sientes y me escuchas... desde dentro, en un solo latido.