La frente es más segura.
los labios ceden, rinden
su forma al otro labio
que los viene a besar.
Nos creemos
que allí se aprieta el mundo,
que se cierran
el final y el principio:
engañan sin querer.
Pero la frente es dura;
por detrás de la carne
está, rígida, eterna,
la respuesta inflexible,
monosílaba, el hueso.
Se maduran los mundos
tras de su fortaleza.
Nada se puede ver
ni tocar. Sonrosada
o morena, la piel
disfraza levemente
la defensa absoluta
del ser último. Besos
me entregas y dulzuras
esenciales del mundo,
en su fruto redondo,
aquí en los labios. Pero
cuando toco tu frente
con mi frente, te siento
la amada más distante,
la más última, esa
que ha de durar, secreta,
cuando pasen los labios,
sus besos. Salvación,
fría, dura en la tierra,
del gran contacto ardiente
que esta noche consume.