#EscritoresMexicanos
Mudo, tal un peñasco silencioso desprendido del cielo, cae, espeso… el cielo desprendido de su peso, hundiéndose en sí mismo, piedra y… Arde el anochecer en su destrozo;
La noche nace en espejos de luto. Sombríos ramos húmedos ciñen su pecho y su cintura, su cuerpo azul, infinito y tangibl… No la puebla el silencio: rumores…
Yo dibujo estas letras como el día dibuja sus imágenes y sopla sobre ellas y no vuelve
Coronado de sí el día extiende sus… ¡Alto grito amarillo, caliente surtidor en el centro de… imparcial y benéfico! Las apariencias son hermosas en es…
Quieto no en la rama en el aire No en el aire en el instante
La mirada interior se despliega y… soles azules, verdes remolinos, pi… tornasol solitario, ojo de oro gir… bosques de cristal de sonido, bosq… ¡viento, galope de agua entre los…
Más que aire más que agua más que labios ligera ligera Tu cuerpo es la huella de tu cuerp…
Pulida claridad de piedra diáfana, lisa frente de estatua sin memoria… cielo de invierno, espacio refleja… en otro más profundo y más vacío. El mar respira apenas, brilla apen…
Inmóvil en la luz, pero danzante, tu movimiento a la quietud que crí… en la cima del vértigo se alía deteniendo, no al vuelo, sí al ins… Luz que no se derrama, ya diamante…
Como el clavel sobre su vara, como el clavel, es el cohete: es un clavel que se dispara. Como el cohete el torbellino: sube hasta el cielo y se desgrana,
Cielo que gira y nube no asentada sino en la danza de la luz huidiza… cuerpos que brotan como la sonrisa de la luz en la playa no pisada. ¡Qué fértil sed bajo tu luz gozada…
Tiemblan los intrincados jardines juntan los árboles las frentes cuchichean El día arde aún en mis ojos
EL SOL dentro del día El frío dentro del sol. Calles sin nadie autos parados Todavía no hay nieve
Devora el sol restos ya inciertos; el cielo roto, hendido, es una fos… la luz se atarda en la pared ruino… polvo y salitre soplan sus desiert… Se yerguen más los fresnos, más de…
El viento despierta, barre los pensamientos de mi frent… y me suspende en la luz que sonríe para nadie: ¡cuánta belleza suelta!