No sé quién eres y llevas aquí toda la vida.
Aunque ¿Qué define conocernos si somos un fragmento de espíritu y presencia?
A veces necesito ser consciente del mundo material para olvidarme de lo que soy. O lo que dejo de ser. Me acompañas hacia cada línea atemporal y nos acercamos.
Me oyes la mente, estás ahí.
Te conozco de antes, de otra vida, de aquél sueño que me quitó el aliento cuando no era yo.
Quítame las joyas del cuerpo.
Encontré un rumor de luz, siento por algún motivo que el peso cae por sus propias manos.
Cada recuerdo bajo la sal y nadar como sirena sin tener en cuenta las escamas ni las yemas.
¿De dónde vienes? ¿Vienes de otro tiempo?
Pues camino y camino, piso firmemente con tres dedos en cada pie y pregunto a qué hora puede sonar el cucú.
Algo contigo, algo con el ruido del viento. Algo conmigo en el presente.
Somos instantes elegidos por el gobierno del motor del silencio.
Quiero cada una de las conquistas bajo el brazo, tal vez con lentes oscuras tenga un poco más de cuerda y no sea tan simple ensoñar cada vez.
Tómame la mano, el brazo, la cabeza después y vayámonos lejos. Tanto que puede ser pronto.
¿Para qué más? Estás aquí y para mí es suficiente.
No concibo acabarme yo sola el plato entero. Y tanto de aquello pierde sentido.