#EscritoresEspañoles #Generación27 #Romancero (1938-1941) Cancionero ausencias de y
Si nosotros viviéramos lo que la rosa, con su intensidad, el profundo perfume de los cuerpos sería mucho más. ¡Ay, breve vida intensa
Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene:
El palomar de las cartas abre su imposible vuelo desde las trémulas mesas donde se apoya el recuerdo, la gravedad de la ausencia,
Tu corazón, una naranja helada con un dentro sin luz de dulce mie… y una porosa vista de oro: un fuer… venturas prometiendo a la mirada. Mi corazón, una febril granada
Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta. Los bueyes doblan la frente,
Por los campos luchados se extiend… Y de aquella extensión de cuerpos… salta un trigal de chorros calient… en roncos surtidores. La sangre llueve siempre boca arri…
Entusiasmo del odio, ojos del mal querer. Turbio es el hombre, turbia la mujer.
Llueve. Los ojos se ahondan buscando tus ojos: esos dos ojos que se alejaron a la sombra cuenca adentro. Mirada con horizontes
Yo quiero ser llorando el hortelan… de la tierra que ocupas y estercol… compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento…
Dos especies de manos se enfrentan… brotan del corazón, irrumpen por l… saltan, y desembocan sobre la luz… a golpes, a zarpazos. La mano es la herramienta del alma…
Yo no quiero más luz que tu cuerpo… claridad absoluta, transparencia r… Limpidez cuya entraña, como el fon… con el tiempo se afirma, con la sa… ¿Qué lucientes materias duraderas…
He poblado tu vientre de amor y se… he prolongado el eco de sangre a q… y espero sobre el surco como el ar… he llegado hasta el fondo. Morena de altas torres, alta luz y…
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojo… que son dos hormigueros solitarios… y son mis manos sin las tuyas vari… intratables espinos a manojos. No me encuentro los labios sin tus…
Llevadme al cementerio de los zapatos viejos. Echadme a todas horas la pluma de la escoba. Sembradme con estatuas
Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría. Y encontraban los días,