En tu angosto silbido está tu quid,
y, cohete, te elevas y te abates;
de la arena, del sol con más quilates,
lógica consecuencia de la vid.
Por mi dicha, a mi madre, con tu ardid,
en humanos hiciste entrar combates.
Dame,, aunque se horroricen los gitanos,
veneno activo el más, de los manzanos.