Porque escuchar esas voces...
Si bien yo sé, que son mis tormentos,
Tormentos dulces, dolores bellos,
Las palabras suaves, los lamentos.
Ya no quiero que mi tinta sea la boca
Ni los pensamientos las palabras,
Ni tampoco las lágrimas en sangre
Qué son el puñal mortal de mi alma.
¡Quiero matar todas las confesiones!
Proveniente del corazón enamorado,
Aquel que ama, y aquel que sufre,
Y que pide a gritos estar distanciado.
Porqué, hacer caso a esas voces...
Si bien sé, que en el fondo lastiman,
No quiero ser el mensajero del amor
Y no quiero aclamar voz, noche y día.