Miguel Peñafiel

VISIÓN PROFÉTICA II

Como el agua al reclamo de la tierra
Da la tierra, y a la mar las arroja
Así caerán del cielo las estrellas;
En señal Dios da la muerte por gloria.
 
Y aquí, la negra tierra estremecida
Tembló con furia, que hasta ahora siento
Todo me reveló mi mente despavorida
La tierra fue sacudida como el viento.
 
Y así en visión se mostró al pensamiento
Que hizo relampaguear una luz roja,
Que me cegó, y caí sin sentimiento,
Como un sueño al cual hombre le acongoja.
 
Rompió mi sueño un sonido estrepitoso,
Que sacudió con fuerte mi cabeza,
Y así desperté, con miedo tembloroso;
No imaginé lo que vi con tal certeza.
 
Me levanté, y miré en contorno mío,
Por conocer el sitio con fijeza;
Y vi, que estaba en profundo sombrío,
En el valle de una inmensa maleza.
 
Y de allí, sin fin subían del bajío
Humo como antorcha encendida,
Que aún hundiendo fijo la mirada
No alcanzaba su fondo sombrío.
 
Y allí, se escuchaban voces de tormento
Voces sin fin, acompañado de llanto,
Que se confundían hasta el firmamento
Era como una angustia, sin quebranto.
 
Y una luz con una voz dulce me decía;
Estos espíritus que has visto y escuchado
No supieron adorar al Dios omnipotente
Ni arrepentirse a última hora del pecado.
 
Y así el cielo, entonces los maldijo;
De hombres, niños, mujeres, de todos lados
Así se revelará lo que tu fe predijo,
Y muchos los que murieron sin amor,
Serán llamados hijos condenados.

Reserva derecho de autor.

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