Una mujer hecha por los dioses
La señorita Shirley Rodriguez, del departamento financiero del liceo naval. Impera es su belleza en todas partes, es su gracia única en su totalidad. Parece su rostro una de esas hermosas pinturas pintadas por Atenea, diosa que de ella hizo una celebridad en un mundo de ensueños, poblados de místicos perfumes que complacen sus pasos voluptuosos sobre unos suelos de seda. Tiene tanta elegancia y tanta distinción, que podría representar a todas las doncellas del mundo y que a pesar de ser una mujer como cualquiera, tiene un acento de un refinamiento de los tiempos de antaños. Grave de apariencia porque de su hermosura va naciendo la fantasía, y son hilos de oro su brilloso cabello que va enamorando con dulzura y encanto el alma mía. Sus ojos vidrieras elegantes que adornan su bello rostro como por encanto y que va hechizado los corazones de todo hombre, y que decir de sus labios dulces, exquisitamente amoroso, que va desgarrando todo lo prohibido con esa boquita tan pequeña. Sus perfecciones son únicas, su escultura donde fue moldeada fueron hechas por dioses para crear a la mujer perfecta sin fallas y sin errores.
(2015)
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