Mi soledad y tu amor, por ambos son grandes,
Se irá de mi corazón la traicionera,
Y estarán mis ojos llorándole a la luna
Tal vez mirando una melancólica estrella.
Que no quisiera yo, si saber que me amaba,
Por saber, si en sus pensamientos existiera,
Daría mil veces la vida, mil veces mi alma,
Mirándole a sus ojos en la pasión intensa.
Entonces solo queda la soledad y la quimera,
Fieles esposas, bella amada y adorada,
Que alguna vez en tus brazos me tuvieras
Y con tu manto negro las manos me besara.