Tienes un rostro de encanto,
Perfectamente contemplo tu bellania,
¡Cuál Diosa! no se atreve a mostrar su rostro
Por miedo de cegar mis ojos con su luz divina.
Pero más allá de toda tu hermosura,
Mi alma súplica y otra vez súplica,
Yo quiero tu amor que me sea eterno
Mi blanca paloma peregrina.
Te lo he dicho con el pensamiento,
Con este corazón que te adora,
Quiero tu amor, quizás tan perfecto,
Que me haga suspirar mi alma amadora.