No es nada, de lo que tiene tu cuerpo,
Ni tu rostro, ni tus ojos y tampoco tu boca,
No es nada de lo que tu y yo conocemos
Ni el nido de amor, donde mi cuerpo mora.
No es tu boca; no, ni son tus besos
Que es igual de excitante que tu sexo,
Ni la belleza del paisaje de tus pechos
Ni tu ombligo donde me inspiró
Hasta llegar a la fuente donde bebo.
No es tu espalda dulce, suave, y grabe;
Donde camino y a veces me pierdo,
No son tus piernas de pasión llameante
Donde me enciendo y enloquezco.
No es tu mirada, ¡más que una bella mirada!
Son luceros perdidos; en busca de su dueño,
Ni las melodías de tus tiernas voces
Que serena mis oídos velando mis sueños.
Ni el olor, de la fragancia de tu cabello
Donde mis manos reposan en su enredó,
Ni la humedad caliente de nuestro cuerpo
Que me asfixia en nuestros momentos.
No es nada de eso, no es tu cuerpo, nada
Nada de lo que tenga que ver al respecto
Ni un detalle, ni una salida al parque,
Ni un te quiero, ni el amor que tiene tu beso.
Es solo mi lugar especial donde entraste
En los brazos de mi corazón terco.